esperé tanto a la muerte que jamás imaginé que ya estaba muerto... mientras vivía andaba y respiraba por lugares que con la distancia cerca o más allá de la eternidad, se me hacen hermosos... no sé si pueda volver a la vida, pero es maravilloso saber, conocer lo que debía saber...

bajo un cielo sin nubes y ya sin cuerpo, tan solo el reino de los sueños, vago sin rumbo... no encuentro nada que me sea ajeno a mis recuerdos... se me hace nudos ante tanto poder que acumulo en mis eternidades... es bueno saber que algún instante volveré y respiraré en una de esas compañías de calores, masas y sueños...

recuerdo a una mujer que llamaba madre... siempre renegaba ante mis ojos... la recuerdo tanto, sobre todo porque creí que la amaba... la verdad es que jamás la amé, tan solo la veía a lo lejos, sin saber que su corazón estaba tan lleno de amor, pero no por mí, sino por sus sueños e ilusiones...

recuerdo sentado en este valle aquel último latido, echado en un campo lleno de personas que no recuerdo sus rostros, pero que lloraban sin parar... les recuerdo pero siento que no sentía nada por ellos...