La verdad es que no sé para qué me escribieron si ahora nadie me mira, lo máximo que hacen es ver mi título y leer la contratapa y con ello, ya creen que me conocen. Que falsa intelectualidad. Hoy nos conformamos con leer resúmenes bajados de Internet, o con ver películas basadas en los libros. Recuerdo tiempos pasados, cuando yo era verdaderamente indispensable, cada cosa que no se sabía, en mí estaba la respuesta, cuántos estudiantes andaban horas y horas en bibliotecas, leyendo, resumiendo, copiando información, con cuanto amor se memorizaban poemas, cuentos, historias bíblicas. La palabra, era verdaderamente importante, se pensaba, se razonaba, se vibraba con cada relato, los niños ávidos de escuchar y al aprender a leer, ellos mismos retomaban esos libros que sus padres y abuelos les habían contado, para aprenderlos y luego transmitirlos a sus hijos y nietos.
Hoy, en mi lugar está la televisión y la computadora, hoy son menos los que me abren y quieren descubrir en mis páginas alguna enseñanza, alguna historia llena de magia y fantasía, algo real de nuestra historia, algo de ciencia, algún pensamiento que nos conmueva y mueva a actuar, alguien que nos inspire y nos motive. Mmm no, no hay tiempo, ni lugar para mí, lo otro es más rápido, son otras las prioridades.
Y hoy, me celebran se acordaron que existo, muchos me dirán: feliz día libro. Sí… te agradezco, pero más te agradecería si me leyeras, si me tomaras con cariño, por amor y no por que te obligan, si a través de mi desarrollaras tu imaginación, el pensamiento crítico, si aprendieras valores, si tuvieras fundamento en tus opiniones, si ampliaras tu vocabulario, si fuera yo más importante que tus juegos y tu navegación por Internet.
Ven, te invito a que me conozcas yo soy un libro, repite conmigo libro, si quieres superarte en todo sentido, no te olvides de mí, no me desprecies, no digas que estoy pasado de moda, tenme respeto y cariño, detrás de mí hay un autor, un escritor que imaginó, que investigó y que puso todo su ser, en su obra.
Hoy quiero saludar a los autores porque gracias a ellos, existo yo.
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