No hay rejas en esta cárcel. Las horas se agigantan enloqueciendo Torturando aquello que ya no soy. En la oscuridad mis ojos Templados en angustia, Observan ciegos el ocaso. He andado estático Por sueños terribles Que han forjado mi espíritu. Vuelvo de las sombras Protegiendo de la noche La luz de tus ojos. Te estoy eternamente pensando Y aunque ya nada sea cierto, Aun tengo la dicha del sueño.
Texto agregado el 20-04-2012, y leído por 87 visitantes. (1 voto)