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Ya no hay nada que decir que nos haga sentir bien. Para eso habla uno, para eso escribe uno, para sentirse bien. Pero ya no hay nada que decir que nos haga sentir bien. Nada por descubrir es cierto. Toda la impotencia se queda en nuestros pechos. Ni siquiera la actitud más despreocupada puede librarnos del pecado. Mientras las historias se entrelazan en la tierra, yo aquí me consumo en la pobreza, sin lugar a donde ir, conviviendo con los que más odio. El daño ya está hecho. Los ataques pueden ser directos o indirectos. La gente va y busca la victoria por encima de cualquier cosa. El pasado nos persigue como un monstruo asimétrico. Al menos yo me consumo en la negación, nada vale la pena, de aquí no me muevo. Para sacudirme las ideas camino por la calle y no funciona. Busco la inconsciencia. El alcohol no me ayuda. Necesito la muerte, pero no quiero darle el gusto a ningún culero. Aquí me quedo y finjo que no me he equivocado. Que todo lo he hecho bien, que opino lo mejor, que estoy orgulloso de mi pasado, que nadie puede tumbarme. Mientras el dolor, la duda, el desconcierto reinan en mi interior, yo voy de aquí para allá, entre los grupos de gente distorsionada, tratando de hacerlos reír, tratando de demostrar que soy fuerte y puedo seguir. Cualquier cosa me saca de equilibrio. Estoy derrotado o no, no lo sé. Sobrevivo con todo. Lo que escribo ayuda a matar el tiempo. Mis ideas no son claras. No sé lo que pienso. Tuve algunos errores. Se hizo mal uso de mí. Sin dinero, sin lugar a donde ir, sin ganas de hacer nada. Quiero quedarme aquí tirado dándole vueltas al asunto que me daña, eso es lo que quiero hacer. No quiero salir a triunfar. La cosa está muy competida. Tengo años de retraso. No podré contra ellos. Me rindo. Aquí me quedo dándole vueltas al asunto hasta que me explote la cabeza. Tal vez debí haber hecho otra cosa. Debí haber conquistado el mundo con mi orgullo. Pero lo único que he hecho es equivocarme y ser humillado por los demás, ser vencido, y aquí me quedo recordando todo eso, torturándome así, dándole vueltas al asunto hasta morir. Pero tengo estilo, y tú no tienes eso gorda hija de puta. Siempre quise escribir un libro, pero nunca supe de qué. Yo no estoy de acuerdo ni en desacuerdo. Yo no tengo una doctrina. Sólo soy uno más en la tierra. Estoy triste porque no sé qué quiero. Estoy triste porque no soy feliz. Estoy triste porque estas palabras no se van a vender. Y hago esto con todo mi corazón. Lo hago para mí y para que la gente lo lea. Pero no funciona. Estoy perdido aquí y en todas partes y cada vez estoy más perdido. Y me arrastro de aquí para allá buscando sobrevivir y mi honor está destrozado en todas partes. Me oculto, vivo de la misericordia. No entiendo nada ni sé nada. Siempre pierdo. Y de qué sirve decirlo. De nada. Porque ni siquiera lo digo bien. También he notado gente que con cualquier cosa que hacen ya se creen dioses. Yo creo que todo está destinado, aunque no es un consuelo. Creo que el universo es tan grande y nosotros tan pequeños que no tiene sentido el orgullo, no tiene sentido el triunfo, el éxito, la derrota. Pero la gente que va por la vida vanagloriándose es la que me jode. |
Texto agregado el 19-04-2012, y leído por 148 visitantes. (0 votos)
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