...todas las noches, luego de tanto laburo, salgo con mi perro a pasear por la calle... me mira a los ojos y sabe que otra noche de magia nos espera... abro la puerta y él sale corriendo tras algo que no puedo entender... huele a libertad... le miro a lo lejos y sobre el brillo de sus ojos siento que me mira de un lado a otro, como queriendo jugar, correr, volar como las aves en libertad... miro las estrellas y la luna, miro el parque, su verdor, los árboles que bailan quietos en la profundidad de sus raíces... miro a mi perro y le veo gozando, oliendo todo... para, corre, para, corre, huele, mueve la cola, me mira... sonrío y siento que estoy a su lado, que soy algo de él y él de mí... conoce todos los olores del parque, las eses de los demás, la basura de la gente, el barro empozado, todo lo huele, como si fuera una gran y peluda nariz con cuatro patas y cola...
llego a una banca y cierro los ojos, como buscando algo perdido... siento sus lamidos sobre mis manos... abro los ojos y es él, su libertad, su plenitud de olores... me paro y él siente que debemos volver al hogar, al lugar donde se come y se siente el calor del amor... entramos a casa y le veo buscar algo que tomar y comer... lo hace y luego, se echa a mis pies... le rasco la cabeza, el lomo... el abre el hocico y me muerde la mano con tanta delicadeza que parece el beso de dios... cierra los ojos, enroscado sobre sí mismo, le apago la luz... subo a mi cuarto, todo está en perfecta oscuridad... cierro los ojos y siento que busco mis olores, mi libertad, mi plenitud... mi alma corre sin parar buscando aquello que satisfaga mi ser... lo encuentro y luego se va, libre, libre, siento aquella libertad y corro con mi alma... llego a lugares de ensueño, luego, el dolor me arrastra a mi cuerpo, los miedos me arañan el alma... sigo buscando aquella libertad y corro con mi alma, corro, libre, libre como mi perro paseando por la noche... pasa la eternidad del instante y abro los ojos, solo, solo y lleno de paz...
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