Me duele ausencia
praesentia, hiere
la incesante agobiante
diaria del silencio
al que sucumbo.
Mil y una o dos,
más,
quiero acortar
la distancia
que aboca ,
caos que
todo envuelve;
por ahora,
atrapadas ,
entre sus garras ,
sólo escucho
mis gemidos.
Texto agregado el 06-05-2003, y leído por 251
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