Hombres con vitiligo en las orejas y anorexia en el genital amenzan sus codiciosas blasfemias y destruyen la memoria del asesino...
Despojan las almas que hospedan misterio y deshacen sus mentiras entre los dedos...
Se inmiscuyen en el "hace rato" de familias laboralmente posicionadas, se inventan que tienen y destruyen con lo poco que no.
No se imaginan cómo el olor de sus axilas niega contratos para su miseria profesional.
Sus mujeres, no con vtiligo pero en cambio sí con bulimia en su sexo, se manipulan las tetas que ajenos y presidentes observan desde sus diván de comodidad.
Los tipejos apuestan su ímpetu de dignidad a cambio de unos años más de victoria ante el espejo, una victoria que tiene raices en las patas ampolladas, y renace de nuevo en un alma privilegiada de amor.
Ellos apuestan y obtienen, obtienen y pierden...Pero se vuelven los huesos de la presa que roen en las noches con la vagabunderia, el cuncho de tintos baratos que compran por 500 en las plazas.
Y bien, un alma privilegiada de amor...pero ellos admiten en los retratos de codicia que sus amores son de diccionario viejo, son amores de casas sin barrer, son amores de pesar y vivir por si las moscas, de "amémonos" pero mejor doy poco.
Burlan a las viejas de las esquinas que luchan por su puesto en el chisme, pero ellos, ellos se envidian entre sí y se agarran como gallos de pelea, gallitos de pecho parado pero alma quién sabe.
Fruncen su ceño por impresionar al tirano, y el tirano en cambio carcajea en grupo y amarga a solas...
!Ay hombres, hombres! y se emite el eco en el callejón, pero no es un eco colectivo o por cordialidad, es un eco de caràcter y compasivo que pa`no gastar letras, reùne los gritos de sus amores viejos y se los estalla en el oido pa que se les quite el vitiligo.
Cuando llegan se asesinan, se encuentran y se etierran la existencia...
Y de paso, aniquilan la costumbre del genital bulímico y el sexo hispitalizado.
(Catalina Wilches)