Luego de ver programas como el dedicado a competencias de tiro al blanco, el lector iniciado de los cómics (historietas) encontrará que esos tipos son fanáticos de los superhéroes de la Marvel. Terribles lomos y punterías extraordinarias. Al menos eso parece. Si bien todavía no han puesto una cámara en la bala (pero ya va a llegar), nadie puede dudar que estos hijos de puta son buenos en lo que hacen, asi que si la pantalla muestra en cámara lenta a una botella perforada y rota en cientos de pedacitos y pedazos luego que otra toma mostrara el momento del disparo ejecutado por un negro, un chino, un rubio, un hispano, tan yanquis como el austriaco Arnold Alois Schwarzenegger, tipos que dan miedo, nadie duda que aquel disparo dio en el blanco. (Supongo que los negros haràn chistes con eso). Los tipos hablan de precisión, de eficacia, de eficiencia. Pero, por qué lo hacen? Son meros deportistas que les gusta poner en juego sus capacidades a cambio de la posibilidad de ganar? Si es un hobbie, de qué viven? Todos ellos son profesionales y la puntería no la usan todo el tiempo para acertarle a filas interminables de globos colgados para un programa de televisión. Las balas no se inventaron para jugar al tiro al blanco. Esos tipos están dispuestos a matar. A matar gente. Ellos no piensan en si les mienten, en que la persona condenada puede ser inocente, en el dolor, en el horror. Sólo aprietan el gatillo cuando enfocan el objetivo. Y a otra cosa. Anoche anunciaron que un francotirador norteamericano había obtenido el récord mundial de distancia de tiro: mató a un árabe a 2.600 metros. Admirable puntería. Asombrosa. Un héroe que se cuida. El àrabe? No se. No dijeron ni la edad. La televisión muestra que el francotirador tiene un soldado de apoyo registrando y procesando los datos que el francotirador le pasa. Sus rifles están equipados con tecnología que mide distancias las condiciones reinantes en el campo de batalla con un rayo láser: el viento, el polvo, la temperatura, la humedad ambiente… El ayudante tomaba frenética nota de cada detalle del terreno que le pasaba. El soldado contó –y se mostraron imágenes animadas de recreación- cómo fue aplicando sus conocimientos para hacer los cálculos hasta llegar a esa opción. Ambos calcularon. El movió el dedo. No dio detalles de cómo reaccionó al acertar el tiro. Habrá saltado, festejando? El y su ayudante lo sabían: era verdad que habían matado a una persona a dos kilómetros y medio de distancia. Bueno, si, una persona, alguien. No importa. Ya está. Están en su camino y ellos tienen que seguir el protocolo. Limpiar la maleza. A los yanquis les encantan las alfombras rojas.
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