No siempre recuerdo todo, en efecto, cada que tengo una idea necesito apuntarla para que no se me olvide, y las guardo en una caja de zapatos debajo de mi cama, pero nadie sabe. Nadie sabe cuanto te quiero, que te sueño constantemente, que besar tus labios se ha convertido en mi mayor anhelo. Mis brazos no son grandes, pero tienen la fortaleza de un león, sólo por pensarte. No seré un héroe, pero por ti sería capaz de escalar murallas, atravesar campos de guerra, empapar al sol, buscarte perlas en el fondo del mar, acariciar una bestia y asustar a tormentas enteras. Sólo para que sonrieras. Nadie sabe cuanto te quiero te digo, nadie sabe las vidas que me he inventado, el futuro que he planeado, las rosas y caricias, el amor y los corazoncitos ridículos pero que me encantan flotando en el aire, tus ojos y verte el alma. Como quiero entonces sostener tu mano y si el mundo se acaba para nosotros empezaría. Pero nadie sabe por que estas lejos, por que no se trata de gritarlo, a veces ni siquiera de sentirlo, si no de los azares que no son aleatorios, si no un mero disfraz del destino. Y nadie sabe por lo mismo que el tiempo me jugó una broma, separando nuestros caminos, y te quiero tanto, y añoro dormir en tu cabello, por que cuando estoy contigo es como un festival y juraría ver juegos artificiales explotando en el cielo toda la noche, celebrando nuestro encuentro, nuestra osadía de enfrentar a lo predeterminado, de brincar charcos en otoño y ver llover que nos encanta. Nadie sabe, ni tú, lo mucho que te quiero, lo difícil pero irremediable que me resulta dejar esa misma palabra y decirte te amo. |