Se aproxima la noche con su encanto elocuente
Una sonrisa tenue en su boca, oscura como tizones
Las estrellas brillantes son sus ojos, son su visión
Para que la noche no tropiece en desorientación.

Llega en una cita eterna, esperada, en la luna cegada
Lentamente con su manto oscuro va a su encuentro
Tiernamente, en silencio, en sus brazos la estrecha
Cual mancebo temeroso que su oscuridad ella rechace.

Pero ella aunque pudorosa, y tímida acepta su abrazo
Florece en luna llena con vigoroso y hermoso esplendor
Y con su luz y rayos de plata con gracia a la noche da gala
Cayendo en las redes invisibles de la noche hecha telarañas.

Más la noche ya llega a su fin, lenta se asoma la madrugada
Llora lágrimas de tristeza por abandonar a su luna amada
Ya el sol tal vez celoso, hiriente a la noche va desalojando
Pero ella es paciente solo espera que los rayos del sol huyan
Para luego beber de la fresca luna de plata, su bien amada.

Ray