En el azul de la noche,
el rocío que deja tu piel en mi piel,
guarda varias formas de volver.
El sereno, como un otro cualquiera,
desapercibido pasa, incongruente,
sin nombre, partidario del sinsabor,
para aquel que, sin talento,
no puede ver más allá de sus ojos.
En días como hoy, en la noche,
cuando la porcelana de una estrella,
sin una sola voz, crea pequeñas rimas,
un perfume sin nombre me invade,
y en él, me recupero y me pierdo,
fanático de los pequeños detalles,
hurgador de esto, que tengo contigo,
agonía de un… ahí estás, justo allí,
donde no te alcanzan mis manos. |