La universidad de San Marcos, ágora, exedra, campo de lucha y aula de juventud, fue la primera en Sudamérica y mereció los dictados de ilustre, real y pontificia, empezó su actuación en 1535, sus claustros de resonante amplitud, sus salas decoradas de una invisible patina de saber y estudio, su biblioteca, los pupitres conocedores de tanta voz ilustre se vieron entonces concurridos por los hijos de los conquistadores, los que habían logrado destacarse económicamente, eran una juventud briosa, el mañana guardado en el presente.
San Marcos fue la casa de la ciencia y el arte, el lirico elogio de visorreyes, sostuvo el principio del amor al altar y al trono, el sentimiento feudal del honor fue patrimonio de quienes allí cultivaron su espíritu, la universidad no solo fue el foco central de la educación, era también la fuerza seleccionadora del ideal y la acción, reservorio de aptitudes, base del destino, archivo de recuerdos y memorias, cuando toco a rebato las exaltaciones de la independencia cobijo la universidad juventudes entusiastas, que dieron los mas intensos estímulos a la república, de allí salió el primer abogado peruano, que fue hijo del capitán Juan de la Rinaga, uno de los primeros conquistadores de Quito y que según Garcilaso de la Vega introdujo los camellos al Perú.
Hasta muy avanzado el siglo XVI, la abogacía la ejercían quienes vinieron de España con este propósito, graduados en las audiencias los abogados inspiraban su defensa en las leyes Españolas, las leyes de toro promulgada en 1505, la novísima recopilación de leyes publicada en 1805, en 1836 se promulgo el código Santa Cruz, los abogados aplicaban los decretos reales, cedulas y ordenanzas de Toledo, el sumario de la recopilación general de Reyes, la recopilación de leyes indias, ordenanzas de minería y reales cedulas recopiladas por el padre Matraza; El 10 de enero de 1585 la universidad de San Marcos, recibía al primer abogado don Leandro de la Rinaga Salazar, caballero de la orden de Santiago y oidor de Panamá, la solemnidad de la recepción como el primer abogado fue grande, en aquella época cuando alguien recibía el titulo doctoral se realizaban diversas ceremonias plenas de pompa, en el grado tenían interés no solo los amigos sino también el propio virrey, cuando se recibió de la Rinaga hubo una corrida de toros en Acho y otros actos públicos.
De la Rinaga fue un gran jurisconsulto y asesor del virreinato y del cabildo, fue catedrático y rector por 5 veces de la universidad de San Marcos, 1599, 1603, 1609,1619 y 1620, fue alcalde de Lima y a quien competía la administración de justicia en primera instancia, fue también rector del colegio real de san Felipe, que fue fundado por el virrey García Hurtado de Mendoza, marques de Cañete en 1592 para los hijos y los ascendientes de los conquistadores, también fue abogado general de indios ante el juzgado privativo creado por el virrey Luis de Velasco, marques de salinas, para la dilucidación de los derechos de los indígenas en las controversias que entre ellos se suscitaron, y en las que promovieron los Españoles o tuviesen que instaurar aquellos contra estos.
El doctor de la Rinaga ejerció la profesión de abogado con la probidad, rectitud y desinterés del que sabe que ejerce una noble función social, tuvo las dos mas altas cualidades de un abogado, talento y palabra que amplifica y desmenuza en las muchas causas que sentencio, como alcalde del cabildo probo que a su ilustración notoria se unía una rectitud inquebrantable, en su calidad de rector de San Marcos, expresa su espíritu y su prudencia en sus clases por las enseñanzas que se desprendían, refieren que era de palabra reposada y de inflexión en la voz honda y grave, tenia pureza en su estilo y claridad en el concepto, sobriedad en la expresión y hacia que una clase suya se conservara en el recuerdo perenne.
Rinaga supo decir bellas teorías de justicia y de verdad, una crónica de esa época dice “por sus muchas virtudes, por muchas letras, calidad y suficiencia es digno que su majestad lo honre concediéndole los mas altos honores” Solórzano en su libro “política indiana” libro 6, alaba las prendas de Rinaga al referirse al oficio de protector dice: “fue abogado general de los indios por espacio de 24 años”, para comprobar su talento basta decir que fue asesor general en el solio de aquel santo virrey (que por serlo duro tan poco en el Perú) don Gaspar de Zúñiga y Acevedo, conde de monterrey; el doctor Rinaga publico en 1616 un “memorial sobre el oficio de protector general de los indios del Perú” de gran utilidad para la historia del virreinato.
Don Leandro de la Rinaga Salazar contrajo matrimonio con doña Juana Cerveras, una limeña de ilustre prosapia, de la Rinaga nunca desmayo en el cumplimiento de su deber hasta los 64 años, en 1624 su vida llena de voluntad y serenidad paso hacia lo eterno.
Examinando los ejemplos actuales de algunos abogados y magistrados, los augustos representantes de la ley ¿Qué son? Tifones de palabras, océanos de vaciedad, asnos disfrazados con pieles de león, son miembros de una profesión dedicados a falsear la ley, que originalmente pudo tener un objeto puro y digno, para convertirla hoy en un vehículo de oscurecimiento e injusticia, llevando su conciencia en el bolsillo.
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