Un giro ciercunstancial los despega,
se arrepienten los brazos mudos
de no hacer movimiento
pacífico ni violento.
De no atrapar a ese otro cuerpo
con garras, poderosas garras
que con furia aprieten la espalda
que pretende escapar,
desgarrarla, entrar por esa piel abierta
y empaparse de su calidez;
ocupar un cuerpo con otro;
frenar el espacio-tiempo y
estudiar su alma y su cerebro;
ocupar una vida con otra.
Caen los brazos mudos con un
triste balanceo junto a las caderas.
Piensan, se reprimen y se marchan
Texto agregado el 09-04-2012, y leído por 230
visitantes. (2 votos)
Lectores Opinan
20-09-2013
Si la estrofa final habla de esa unión poseído-poseedor me inclino ante ti. Delirium
03-05-2012
Mis sinceros respetos, no creo haber sentido antes esa hambre-agujero negro mejor escrito... achachila
09-04-2012
Hay giros circunstanciales que influyen mucho en la vida. ¡Me gustó!***** simasima
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