A veces, la vida no resulta tan cíclica. Serpentea por varios caminos ates de llegar a destino, que los objetivos sean los mismos es diferente.
Nunca mas en la vida me encariñe con alguien. No volvería a pasar por ese vacío otra vez. Desde ese entonces siempre preferí mi propia compañía. De repente la gente parece tan ajena a mi. Estuve rodeada de muchas personas, pero al fin y al cabo siempre con el conocimiento de que se irían, de que los perdería.
Cultive que la felicidad se encuentra en mi propio interior, en nutrir el alma una y otra vez porque nunca es suficiente para mi. Hacerme amiga de la soledad y el silencio para que me prestaran su compañía y sus pensamientos. Mama técnicamente siempre me echo a patadas de la casa, porque “no podía estar sola toda mi vida”
Tengo o tuve muchos amigos; de hecho acto contradictorio a mí, soy muy extrovertida y sociable, hago hablar hasta el más silencioso. Pero aun así me encuentro entre las pocas personas que no le temen a estar solos. A perderlo todo.
Porque perdí todo una vez, prácticamente viví un año completo encerrada en la biblioteca de la escuela todos los recreos. Porque todos me encontraban extraña diferente. No tenía a nadie de los que había querido y los otros, huían de mi…
E hice esa lectura mi propio mundo y del lápiz, mi sublime creación.
Pero ahora esa diferencia no me interesa, prefiero ser una en un millón. Volví a retomar mi camino, un poco golpeada, más madura y con nuevas perspectivas. Aunque ahora para mi desgracia o fortuna, hay alguien con quien me he encariñado y me provoca un miedo horrible perderlo. Alguien con quien compartir mi silencio.
Tal vez dos personalidades han desaparecido ahora de mi y queda una solo yo. Pero no cambia que nuevamente estoy en un nuevo lugar, con nueva gente, nuevas caras y nuevo tipo de aires.
Nuevamente empezar de cero, nuevamente “nuevo año, nueva historia”
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