¡Aquí!, acurrucado entre la sombra del destino, viendo el agua caer sobre mi pelo marchito y naufragando entre las gotas rosas de los rebaños pasados. No para la lluvia, el clamor de los canticos de guerra aúllan como lobo enfermo y la gente recae de dolor al no ser escuchados, cada segundo se pierde una vida, un alma, los misiles se acoplan y se ve naranja el cielo,. Nunca hay gente que pueda parar eso, están ardientes de odio y tiritan como tetera hirviendo, el dolor de los años se hace mas fuerte y arranca la venganza y la pone en el lugar de la muerte, en donde dios quiso salvar y pocos quisieron creer.