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Sé bien que aún no me perdonas pero no puedo evitar escribir a pesar de que quizás esta carta no llegue a tus ojos ni mis palabras a tu corazón.

Al estar mi aposento como único confidente y mi ahora concedida pluma como reemplazo de mi lengua sólo puedo expresar el dolor que siento por causa de tu ausencia en mi vida, el cual sólo aumenta por tu presencia en mis pensamientos.

Que no te sorprenda la existencia de este documento a pesar de mi condena y el desprecio que representa mi sola mención, pues la gracia que llevo en mis ojos como presente abre puertas en los corazones que me miran con detenimiento.

Debo confesarte que no me arrepiento de mi decisión, pues tomé no la equivocada, sino la no aceptada por nuestra decadente sociedad.

Acepto que fue precipitada, pero en ese ni en otro momento pude dejar a un lado mi egoísmo y permitir que te alejaras de mí, pues a pesar de mi amor por ti no puedo dejar de pensar en las desgracias que me acontecerán en estos mis últimos días y cuánto me agradaría –aunque me da vergüenza el pensar de esta manera- que estuviéramos juntos en esto.

Una vez expuestos mis puntos quizá debiera ir a temas más concretos -como sabes siempre he sido objetiva sobre los asuntos realmente importantes-

¡Y qué hay más importante en esta vida como el tosco fin de la misma!
Tal vez mi entendimiento por esta nueva convicción no sea el mejor pero siento que mis desgracias –si me permites decirlo- no serán tan graves como las tuyas si no apoyas mis mismas causas y del que me envió; no veas esto como una amenaza.

¡El Cielo me libre de amenazar mi propia amada!

Ve esto como una esperanza de que algo mayor que lo mío sucederá en tu vida, y aunque en estos momentos consideres esto como un insulto a tu llamada decencia sobre la que te engañan tus ‘semejantes’ pronto sabrás como yo, no a través de la certeza transmitida por otras personas como suele ser cualquier creencia común, sino una certeza real en sí misma transmitida directo a tu alma que te convence a través de tu corazón mismo.

¡Ah, si sintieras lo que yo siento, si vieras lo que yo veo!
Con qué cara entrarías al preludio celestial si no obedecieras lo que tu corazón dictase como noble y lo que tu alma tuviese como justo.

Pronto amor, pronto sabrás lo que yo sé, aunque la promesa te rompa el alma, aunque mis palabras tienten la herida que he dejado con mi así llamada traición.

Pronto tendrás la seguridad que yo he tenido y la paz de la que he gozado, las cuáles me han impulsado a esperar mi terrible destino y a no caer en la desesperación.

Estando de cara al sepulcro puedo decirte con certeza que la abrumadora verdad que se cierne sobre los ojos del condenado no afecta en lo más mínimo mi sonrisa, la cual con ternura besaste tantas veces en los momentos de mayor necesidad, sino que proyectan en mi rostro una sumada seguridad que veo con orgullo que se refleja en la escasa agua que me es proporcionada.

Lo siento, al parecer me he desviado un poco de la objetividad, pero qué es lo que nos pone sensibles sino el amor y qué es lo que nos hace flaquear sino la muerte; y
¿No estoy yo tendido en tales situaciones?
¿Por qué acaso ante sentimientos tan humanos cierran sus ojos a comprender la verdad?
¿La tradición y el ‘prestigio’ importan más que la conciencia?

O es que acaso ya no tienen conciencia.
Lo que yo he proclamado sólo confirma lo que se alberga en sus corazones corrompidos, una verdad que se niegan a creer.

¿No es eso necedad?

Me dirán que es sabiduría sólo por no contrariar a sus padres.

Vuelve mi amada, vuelve y sigue a la luz que te llama desde que dejaste tu niñez para introducirte en la corrupción del mundo, vuelve a la absoluta pureza de la ignorancia relativa que solías tener en la juventud; no habría caída si no pudieras subir y no habría veneno sin cura en tu vida.

Vuelve a las raíces pero siempre mira hacia delante.
Por ahora me despido de quien no sabrá más que de mi muerte.

Texto agregado el 08-04-2012, y leído por 111 visitantes. (4 votos)


Lectores Opinan
24-06-2012 Siempre la vemos funesta ala pèrdida, y cuando nos dicen que se gana es mentira! efelisa
07-05-2012 Aqui hay mucho dolor, mucha resignación y aceptación. corazonverde
10-04-2012 Una despedida que angustia... tras el deseo de recuperar al ser amado... Mis ***** mahanaim
 
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