No lo puedo negar, el chico era feo, pero con una gran sonrisa que no se cansaba nunca. No era negro ni cholo o una mezcla de ambos no lo sé, solo sé que tenía unos rulos como los míos pero menos apretados. sus ojos eran saltones y negros su nariz ancha, su boca dimensional mente grande y los dientes separados unos de otros como para que puedan dejar pasar su chispa que se les desbordaba desde adentro.
Siempre que llegaba al salón con la camisa desabrochada, doblada en las mangas que por sí ya eran cortas, con sus botas de cuero negro, que no se distinguían de los demás alumnos, lo que si se distinguía era su talento para contar las historia y cambian las clases por una mas amenas y digeribles.
“Haber alumnos saque sus cuadernos que vamos a empezar las clases” decía y nosotros nos reíamos antes de que él comenzara con la clase.
Bueno alumnos como les relato, mi familia los Peña-Zavala llegamos en unas de las tres carabelas, pasamos penurias, ya que unos de mi tatara tatara abuelos era un soldado español retirado de la guerra (creo que peleo en la guerra de Lepanto) y no era noble, pero si un caballero. Cuando llegamos encontramos a los primeros Cheros es decir a los indígenas, y en la clase nos reíamos porque cada personaje de la historia por él distorsionada, cogía a unos de nosotros con apellido incluido. Tuvimos que luchar mucho con los nativos de este pueblo, que en ese tiempo no se llamaba Perú sino Viru , entonces los Quispes, los Rumiches, los Quispe Pereda, defendieron sus tierras. Yo me reía a más no poder junto a mi amigo Juan que por coincidencia étnica éramos negros. Ustedes no se rían, por que los dos, tu Morante y tu Valle fueron comprados como esclavos en una de las islas de las Antillas. Las risotadas retumbaban el salón.
“Tu Fernández, no te hagas la loca”, (el más afeminado del salón) “porque tu sabes”, y la sonrisa de púber profesor se hacia picara y pendenciera. “la tripulación de las carabelas, pasaban muchos meses en abstinencia “ a si que tu eras de muchas ayudas en esas tardes solitarias mirando el horizonte del nuevo mundo que no llegaba.
Siempre recuerdo las clases de historia de este muchacho, y no entiendo porque siempre los personajes eran los mismos, en toda la historia desde la revolución francesa hasta la republica, muy bien repasados por este atrevido profesor que tenia la suerte de estudiar en un colegio nacional donde los profesores, o llegaban tarde o no llegaban. Dejándonos la educación a manos de este imberbe que nos divertía tanto.