Al final de la historia,
soy el que camina sobre las aguas
de su diario sudor.
El que multiplica los panes y los peces
con su magro salario.
El que constantemente se repite
levántate y anda,
por mas que el cansancio recargue
con espinas mis deudas.
Soy al que todo le quitó el Cesar,
y nada de dios recibió.
Nadie me reconoce como rey de reyes,
aunque diariamente,
me ve a su lado, con mi nombre común:
Salvador.
Texto agregado el 06-04-2012, y leído por 339
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