Tijuana BC. Abril. 2012. Hoy escribo de por qué no escribo
¿Les ha pasado alguna vez que quieren escribir algo y no saben cómo hacerlo?
Me gusta cuando escribo por gusto, porque es un desahogo del alma.
Disfruto lanzando los escombros de mi alma, aunque extraños, no voy a negar que lo que más me cuesta es empezar.
Otras veces, escribo en un ambiente que me invita a hacerlo, como por una frase que me ronda dándole forma a los diptongos y los acentos.
Voy dibujando el lenguaje hasta convertirlo en esa quimera que cobra vida.
Voy mimando las palabras hasta arroparlas, entre sábanas de seda, en el centro neurálgico del tema.
Y entonces, con el tacto que mi capacidad me permite, escribo.
Porque concibo las palabras, como las buenas imágenes, requieren tiempo, luz adecuada, un disparo en el momento preciso, una mirada a través del objetivo sostenida en el aire, como un suspiro, desde la perspectiva precisa… Es el don de detener el tiempo.
Sólo una vez escribí sin detenerme a pensar qué palabra debía manchar el inmaculado espacio reservado, quizá, a mejores relatos.
Conteniendo el aire.
Sin respirar ni un momento por miedo a que se escaparan las rimas disfrazadas entre el dióxido de carbono contaminado de los pulmones.
Sueño con un texto brillante, perfecto de principio a fin.
Sueño que lo compongo, que lo dicto, que lo desnudo, que lo firmo, que lo lees y hasta que lo sueño.
Sueño con poder hacerlo mientras me conformo con leer a los grandes de siempre y los de ahora.
Y en esos momentos, me hago un hueco en la vida y dejo pasar mis sueños entre los espacios de la noche.
Llevo tiempo sin escribir porque no sé de qué o cómo hacerlo.
Han resultado inútiles todos mis intentos.
El más insensato fue escribir, una a una, mayúsculas y minúsculas, todas las letras.
Cada una, como tratándose de un rompecabezas, con la condición de combinarlas cuantas veces quisiera, fui juntándolas y separándolas.
Estuve presente cuando coqueteaban la S con la X, claro que lo sé, son un amor imposible. Fui yo quien intervino en el escándalo de la U con la A por no sé qué Z…
Fui yo quien, se convenció del fracaso de mi terquedad, y me abalancé con lápices sin mina, hasta acabar en esta irreflexión.
Hoy escribo de por qué no escribo, hoy escribo en busca, quizá, de encontrar un motivo que me haga escribir de nuevo.
Desde Tijuana BC, mi rincón existencia, donde estoy tengo la certeza de que, las musas llegan con quien goza de sus amores, y otras personas como yo, nos toca acosarlas.
Andrea Guadalupe.
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