Lo último que recuerdo es que aquel camión se me venía encima. Cuando desperté y me miré al espejo, descubrí que, en vez de piel, estaba cubierto con una superficie metalizada y que, dentro mío, habían cables, tornillos y placas en vez de órganos. Sí, yo era un ser humano común y corriente, estudiante de informática. Incluso mi nombre era común: Roberto.
¿Qué pasó para que lograran convertirme en un androide?
Me explicaron que conectaron mi cerebro a una computadora y, desde ahí, transfirieron una gran cantidad de descargas electromagnéticas y otros términos que una persona ordinaria como tú no lo entendería. En resumen, para ser claro, succionaron de mi cerebro mi mente, recuerdos, memorias y todo lo que tenga que ver con mi vida, lo guardaron en una memoria y, gracias a un programa de codificación, movieron los datos a la memoria del androide. Prácticamente, fue como trasladar archivos de una computadora a otra. Y ahora estoy aquí, como un androide, disfrutando de esta extraña eternidad mientras me pregunto si realmente morí y fui al cielo o al infierno, o si transformaron mi alma en códigos informáticos para que puedas escuchar esta historia. |