El juego humano,
miles de millones gritando sin que nadie escuche,
una obra carente de público reconocible.
Recitando parlamentos desesperados,
un poco libres,
un poco atrapados en esta escenografía surrealista.
El juego humano real,
en la felicidad y el terror,
en los delirios y las pesadillas…
de pronto despiertas y vez el teatro vacio,
en penumbras.
¿Qué es esto?.

- Te ves fatigado…¿qué ha sucedido en todos estos años?.
- El viaje fue largo. Viví minutos… extraños minutos. Descubrí algunas cosas importantes… aunque poco prácticas.
-No te entiendo… ¿Qué descubriste?
-Objetos ocres imperecederos. Objetos sin un fin preciso. Raíces de experiencias, formas cargadas de preguntas, dudas… de suplicas y ruegos.
-¿Qué harás con los objetos?.
-Estudiarlos… descifrar sus códigos. Pienso que son pequeñas maquinas, motores autónomos… generadores de algún tipo de onda.
-En serio que te ves enfermo… quizá deberías posponer la investigación. Recuperarte…
-No tengo tiempo para preocuparme de otra cosa…
-¿Vale la pena?.
-¿Y qué quieres?...¿seguir en esta inconsciencia generalizada?. ¡Por supuesto que vale la pena!. La verdad mutila las ganas. Pero te entrega las sutilezas absolutas. Los detalles precisos de esto en lo cual coexistimos.
-¿Dónde estás?...
-No lo sé… pero aquí, junto a ti, no.

El juego humano abstracto.
Ya no sirve fingir,
porque estas totalmente centrado,
y no sabes dónde,
el umbral se anuncia por primera vez.
¿Qué es esto?... ¿quiénes son ellos?,
¿qué somos realmente?,
¿existe la soledad?.
Nunca estuvo prohibido ver las sutilezas,
pero nadie nos preparo para entender su fuerza.
“Las vibraciones,
las ocultas vibraciones”.