Tijuana BC Abril2012. Una denuncia siempre actual.
En la visita del Papa Benedicto XVI, se disfrutaron muchas emociones de las que fueron protagonistas el propio Presidente Calderón, su esposa Margarita Zavala, y sus hijos.
También se dejo ver Josefina Vázquez Mota, así como la mayoría del Gabinete del Gobierno Federal, gobernadores y políticos de mala memoria que se apretujaban para estar cerca del representante de San Pedro en un País ávido de paz y justicia, una Nación con hambre de tranquilidad y democracia.
Una Republica que ha sufrido en carne propia el infierno de más de 50,000 muertos, victimas de una guerra sin cuartel, estrategia o rumbo.
Un México en el que a diario, luchamos por encontrar un empleo que nos permita llevar el sustento a casa y nos encomendamos al Creador para no ser presa de la delincuencia.
Lugar donde el gobierno ha olvidado las necesidades de su pueblo en el afán de alcanzar logros personales, orillando a más de 60 millones a vivir en la pobreza extrema y ha carecer de lo más elemental en la vida.
Soldados al servicio presidencial cuidaron al visitante y en las calles se vieron tropas con armamento de guerra con el mismo propósito de regla.
Las mismas calles que han sido invadidas por ciudadanos desempleados que buscan en la caridad humana, los recursos que les permitan cubrir sus necesidades más elementales.
Soy creyente, y aunque tengo mis reservas sobre la iglesia y muchos sacerdotes, más sin embargo, creo que es muy positivo que el Papa, haya venido a México.
Que con su presencia infunda ánimos y esperanza, porque es un símbolo de paz, aunque sigo pensando que debió recibir a las victimas de Marcial Maciel, el tenebroso cura corruptor, protegido desde la alto de la loma del poder, exonerado por Juan Pablo II, que como penitencia, dice que rezara por los niños que deben reír siempre, ser felices siempre, lucir contentos siempre.
Hablo el Papa de la violencia que sucede fuera de la iglesia, sólo que no delas terribles violaciones que dentro de ella, han sufrido much@s niñ@s indefensos en manos de malos clérigos.
En medio de esa fiesta grande, ruidosa, colorida, llena de banderas amarillas con blanco, rociadas de toneladas de papel picado, se puso de manifiesto una vez más la cálida generosidad del pueblo católico de México, su religiosidad sencilla, sus valores de tradición y fe.
Fue un buen suceso enturbiado por la complicidad y encubrimiento de la misma cúpula eclesiástica.
El Papa tuvo un encuentro con los niños de México, el sábado 24 en la Plaza de la Paz, de la ciudad de Guanajuato.
Se tenía la idea de que ahí, pediría perdón por los abusos sexuales de sus sacerdotes en contra de la niñez.
Era la ocasión propicia, sólo que esquivo el tema, no hablo de las victimas de Marcial Maciel.
La doble moral de la iglesia se hizo más evidente con la participación en las ceremonias papales de algunos prelados mexicanos que han encubierto a sacerdotes pederastas.
Estas líneas no buscan enrarecer la visita de Benedicto XVI, sino llamar la atención de quienes gobernándonos, tratan de ser jueces y jugar a ser Dios, olvidando que la vida de los adultos, comienza cuando se es niñ@.
Desde Tijuana BC, mi rincón existencial, donde escribo líneas que son una denuncia siempre actual en permanente busca de justicia.
Andrea Guadalupe.
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