Dormía placida y profundamente tanto que sentía estar viviendo dentro del sueño, era uno de esos de los que es difícil despertar, soñaba con una gran fiesta en donde se encontraban todos sus amigos, pero de repente aquellas figuras desaparecieron y frente a ella estuvo un ser gigante cubierto de sangre, con la mirada clavada en ella, lo primero que hizo fue correr, pero era inútil pues sentía que llegaba siempre al mismo lugar de donde partió, entonces a lo lejos sintió el susurro de aquella figura que se apresuraba a apresarla cuando de repente sintió que la sacudían, era su madre que la despertaba de aquella pesadilla.
La noche de ese mismo día cerró sus ojos agotada después de una larga y ajetreada mañana, cansada cayó en un profundo sueño que al principio la transportó a una hermosa playa, pero que después todo ese hermosos paisaje se transformo en una fría y sucia mazmorra y encadenado frente a ella aquel ser gigante lleno de sangre, con mirada penetrante y llena de odio que la miraban, esta vez le sonreía de forma tal que le dejaba ver sus filosos dientes y su lengua bifurcada. Atrapada en ese espacio tan reducido no tenia para donde correr, las manos con filosas garras trataron de alcanzarla pero el potente ruido de una alarma la saco de ese horrible no sin antes escuchar “falta menos de una semana para que me hagas compañía”.
Sentía que el corazón le quería saltar del pecho la pesadilla ya se estaba volviendo recurrente, pero seguramente era el stress así que hizo caso omiso a las horribles pesadillas y continuo su mañana como si nada, hasta que llego la noche y sentía mucho sueño, pero a la vez un extraño temor, pero entre el cansancio y la pesadez de los ojos cayó vencida, justo al cerrar los ojo se vio a si misma en su habitación mirándose frente al espejo, todo a su alrededor se encontraba tal como ella lo había dispuesto pero en su cama vio sentado al gigante lleno de sangre, mirándole con ojos que destellaban fuego y sonriéndole con filosos dientes, esta vez en su mano derecha cargaba una hoz, colocándose en pie se coloco frente a ella y agitando fuertemente el arma que llevaba trato de cortarla, pero una mano blanca pareció jalarla y sacarla de la pesadilla, sin embargo al despertar en todo su cuarto se sentía un olor a azufre, era tal el aroma que su madre se asusto y la despertó, temiendo lo peor.
Ahora de verdad se encontraba asustada pues tres noches había estado soñando lo mismo y esta vez tuvo la certeza que el ser que veía en sueños se había posado en su habitación, si algo tenia seguro es que la próxima vez tal vez no despertaría.
Tenia la plena conciencia que de esa noche tal vez no pasaría pues el ser que la atormentaba parecía estar con el transcurrir de los días más cerca de ella.
Algo si tenia claro sí iba a morir tenia que saber el porque, así que esperó a que oscureciera y sin muchas explicaciones en su habitación se enceró no sin antes hacer lo que tal vez nunca en su corta vida había hecho: orar desde el alma y encomendando su alma al creador.
Sentía que iba cediendo ante un profundo sueño que cada vez se apoderaba mas de ella, hasta que se observó así misma en la estancia de una casa oscura y destruida, tal y como lo había visto en su primer sueño pero esta vez notó algo mas, en aquella habitación se hallaban seis personas que se encontraban encadenadas, lanzando gemidos y pidiendo perdón a una séptima, la cual se localizaba frente a ellas sonriendo.
De pronto la extraña figura se colocó frente a ella y con lagrimas en los ojos le dijo:” Perdóname por lo que hice”, era su ya fallecido abuela que trataba de alcanzarla pero el látigo de hierro que tenia amarrado a su mano izquierda y con el cual castigaba a las ya subyugadas personas, se lo impedía.
Un tanto desconcertada entonces preguntó: ¿Qué hiciste?
La abuela le dijo:”Ofrecí tu alma desde mucho antes de que nacieras, todo por la anhelada venganza sobre estos degenerados que alguna vez me lastimaron”.
De pronto tras de ella estaba el gigante lleno de sangre, en su mas horrible imagen, la sangre lo cubría por completo, su risa estrepitosa dejaba entrever sus filosos dientes y las cadenas que arrastraba retumbaban en toda la estancia. Entonces mirándola fijamente azotó su hoz sobre ella cortándola y provocándole una herida profunda.
Llorosa sentía como aquel ser a ella se acercaba sin pasos vacilantes, a medida que ella iba perdiendo sus fuerzas los látigos sobre las seis personas se intensificaban. El horrible ser a punto de devorar sus entrañas y reclamar su premio quiso iniciar de una vez por todas su banquete por el cual había esperado quince años , pero al quererla despedazar simplemente algo le impedía tocarla, su cuerpo parecía descomponerse al contacto.
Entonces lazó su mirada hasta la malévola anciana y furioso solo gritó: “No puedo tomar su alma, así que ahora tu serás quien pague la deuda, la joven solo miró como aquella macabra figura arrastraba a su no tan dulce abuela encadenada y con las seis maltratadas personas azotándola de forma continua e insistente.
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