Marea alta parte 1
Vivo enfrente de la playa, me encanta vivir en la playa, todas las noches al salir del trabajo, saco mi camastro y me pongo a ver las estrellas, es ¡maravilloso!
Soy programadora, desde hace 20 años, mi primer instalación de una red fue cuando yo tenía 20 años así que tengo 40 años de edad, soy soltera, bueno no, soy divorciada, solo duré de casada 40 días, no soporté al patán con el que me casé. Desde que me divorcié vivo en la playa. Mis padres viven en la ciudad, nos frecuentamos muy poco, tal vez nos vemos una vez al año y eso es mucho. No tengo amigos, soy muy solitaria. Me describo físicamente, tal vez he de pesar 110 kilos, soy de cabello rubio, y soy rubia natural, no me tiño el pelo, me encanta mi cabello, uso lentes creo que desde que tengo uso de razón. Soy hija única, nunca he tenido hijos, soy como cualquier otra persona.
Mi casa, es de madera, siempre huele a sol arena y mar. Mi vida es un poco aburrida, trabajo, casa, casa, trabajo, no salgo. Todos los días visto de color negro, porque ese es el color de mi uniforme puedo definir mi vida como una marea baja. No hay nada interesante que platicar.
Un buen día por la mañana me levante, para ser exacta era miércoles, me levante, me bañé, desayuné un plato de papaya, tengo que hacer dieta, y hoy me lo propondré. Salí a buena hora, no usé mi carro porque ese día no le toca andar por las calles y prefiero andar caminando que obtener una multa.
Cuando llegue a la oficina, había una cantidad de personas afuera del primer checador, yo se me para no tener que formarme, solo tengo que entrar al sistema de la empresa y me pongo asistencia. Hice mis labores de todos los días, dieron las 3 de la tarde y salí a comer a un restaurant. Me senté en una mesa para dos al final del lugar. Me preocupaba que no hubiera nada nutritivo para comer, pero no me importó.
En el menú se encontraba una deliciosa ensalada con pollo, al tratar de hablarle al mesero, un joven se me acerco y me dijo “¿me puedo sentar?” su voz me revolvió el estómago, las tripas se me querían salir por la boca. Cuando vi hacia arriba, se tratara nada más y nada menos que del patán que me dijo “perdón Mireya pero el matrimonio no es para mí” y se fue.
Con voz serie dije ¿Qué haces aquí?, y como siempre, él y sus respuestas estúpidas, y sin sentido “aquí no más pasándola”. Sin que yo le diera la autorización se sentó en la silla de que estaba a mi lado. Con unos pelos espantosos, que digo pelos eran estropajos, ¡qué horror! Se veía feo, no sé si esa es la palabra correcta a esa “cosa” que se dice ser hombre.
Me causó un poco de ansia, así que no dude en cambar de opinión, llegó el mesero y pedí una hamburguesa con doble carne, doble queso, unas papas dobles, y un refresco de cola. Un bello desayuno, en ese momento ni me acordaba de la promesa que hice por la mañana de hacer una dieta, la “cosa” que estaba enfrente de mi me dijo que a que me dedicaba, obvio yo le dije que ha trabajar, y como siempre él y sus estúpidas respuestas y sin sentido, me dijo “busco trabajo en la sección de administradores” mi expresión fue de soltar una tremenda carcajada. Pero si “este” ni la escuela básica terminó por Dios ¡qué cosa más ridícula! Llegó mi hamburguesa, me terminé mi hamburguesa deliciosa completita, no deje nada, y el tarado como siempre con su carota y viéndome tragar ¡porque eso es tragar! En mi boca se dejaba ver un poco de mostaza, y él tomó un servilleta, y me limpio mi boca, pero cuando él acercó su mano a mi cara le vi un anillo, hice para atrás mi cara, tome la servilleta y yo misma me limpié. ¿Perdón? ¿Pero qué fue lo que vi? ¿Vi bien? ¿Se trataba de…? ¿O mis lentes necesitan aumento? Pero claro, que tonta he sido todo este tiempo, si se trataba de un anillo de ¡casado! No daba crédito a lo que mis ojos estaba viendo, sentía rabia, coraje. Me preguntaba ¿Cómo era posible que Cristian había sido capaz de decirme que el matrimonio no era para él? ¡Y ahora resulta que está casado!
No me quede con las ganas y le pregunte de que se trataba el artefacto que cuesta muy caro, pero tiene más valor sentimental que monetario. Y él me respondió muy sínicamente que era de matrimonio.
Me levanté de la mesa. Dejé el dinero correspondiente a la cuenta y me fui. Toda la tarde no trabajé, no moví un dedo para nada, salí en punto de las 8 de la noche, cuando iba caminando por la calle, desvié mi camino y entré al bar “las palmeras” en donde pedí un trago. Me lo dieron, saque una libreta en color rosa con algunos detalles en color dorado. En la primera hoja tenía una carita feliz, seguí leyendo y todo era felicidad, cuando me dije, no es justo que siendo tan bonita la libreta, y tan bonitas anotaciones, para que yo venga a ensuciarla con cochinadas. Tomé una hoja blanca, y de título puse
“mi vida es una marea baja”
Esta lista pongo lo que ha provocado en mi marea baja.
-110 kilos de más.
-sin amigos.
-pizzas.
-hot dog.
-tortas.
-bebidas gaseosas
-el café
-mis lentes.
-mi cabello.
-… hombres. (Los odio)
Al terminar de escribir -… hombres. (Los odio) una canción muy bella, Europa de Carlos Santana se escuchó en el bar. Sus melodías eran bellas, me pusieron la carne de gallina. La canción seguía, cuando un hombre entró al bar, su silueta llegaba hasta mi lugar, se acercó a donde yo me encontraba y pidió un trago, mi cabeza dio un giro, y logré ver un bello rostro, era de cabello corto, con barba que rodeaba su labio superior, y en parte de su mentón, del mismo tono de su cabello. Como 1.90 de estatura, ojos claros, vestía un traje en color gris, se veía todo un cromo, me puso tan nerviosa que me salí del bar, sin pagar. Por querer tomar mis cosas tan rápido, que dejé la hoja en la barra, me salí y me dirigí a la playa, donde caminé hasta llegar a mi casa. Me sentía tan mal que no podía pensar en otra cosa más que en Cristian y la traición, no sé si es traición, porque desde un principio me di cuanta de la clase de araña que es el, nunca trabajó, siempre me trataba mal, se burlaba de mi porque siempre que entraba a una tienda de topa compraba ropa de talla extra grande, me decía 4 ojos.
Llegué a mi casa, sin pensar en nada, me metí a la cama, pero luego me arrepentí, tome un par de cervezas que tenía en la congeladora y bebí creo que fueron 3, recordé lo miserable que he sido todo este tiempo, le perdí el interés a una carrera a la cual en su momento me entregué por completo, y ahora no queda ni la mínima parte de lo que era antes. Dejé de amar, lo único que me hacía sentir bien, los hombres y la comida. Si, aunque no lo crean los hombres, mi secreto es, entras a mi cuarto, y está lleno de retratos de hombres en poca ropa. Mientras que me quito mi ropa, pongo una película xxx de mi colección y saco mi juguetito, que tengo en mi cajón que me hace muy feliz… en mi habitación se escucha un gran vacío.
Por la mañana llegue tarde a mi trabajo, tenía sueño, dolor de cabeza, dolor de estómago. Hablé a la oficina que ese día no me presentaría a laborar por motivos de salud. Lo peor, es que no fui al doctor, plagie una receta médica y fui a pedir un medicamento para el dolor de estómago, que era principalmente lo que estaba matando. Al llegar a la farmacia me dieron ganas de vomitar, no lo pude evitar realmente me sentía muy mal. Una chica que atendía la farmacia me ayudó, y me proporcionó el medicamento.
Por la tarde recordé lo que el día anterior había pasado, y recordé que había hecho una carta, carta que me canse de buscar, pero recordé que lo más seguro que la había dejado en aquel bar.
Bueno creo que la dejé en el bar, estaba tan desesperada, que me tropecé con la cuerda de mi bolso y resbalé, creo que me fracturé mi brazo…
Continuara…
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