¡FUE UN ÉXITO EL CUMPLEAÑOS, PERO...! II PARTE
Me arreglé lo mejor que pude, siempre dentro de lo que son "mis gustos", los que verdaderamente andan muy lejos de los del común de la gente...
No me maquillo, sólo aplico color o brillo a mis labios, mi cabello corto natural, no me gusta tinturar, aunque debo admitir que años atrás apliqué tintura y ¡me veía regia! con un color rubio mediano ceniza. Pero luego decidí dejarlo así, natural, imagino que se siente libre y feliz(el pobrecito). No soy esclava de la moda... andar limpia y cómoda me acomoda. En fin... totalmente opuesta a la mayoría de la gente, pero ¡feliz!.
Ricardo me llamó al día siguiente del "famoso cumpleaños", traté de hablar lo justo y preciso con él, pero no pude evitar la pregunta : "¿Qué tal si te paso a buscar a las 20:00Hrs.? Después que trabajes salimos a cenar y conversamos."
Le dije que no podía, que tenía una reunión... y era verdad, mis infantables reuniones en la iglesia de uno u otro organismo en donde formo parte activa, de alguna manera me restan tiempo para tener otro tipo de actividades, aún así son parte verdaderamente importante en mi vida.
Y ahora me pregunto... ¿qué habría respondido si no hubiese tenido esa reunión...? Pero por esa vez...¡me salvé! Pensé feliz, pero...
Antes de ayer, al medio día, mi madre entra sonriente a mi salón hablando por teléfono muy animadamente :
"¡Sí, claro, no te preocupes... ya, voy a tratar... bueno... me alegra saludarte, te dejo con ella...chao".
Y se dirige a mí con movimientos en las manos como apresurándome a tomar el auricular... , yo le pregunto ¿quién llama? y ella sólo sonríe y me indica con la mano que atienda pronto. Resignada a tanto misterio, contesto :
Hola ¿quién habla? Y del otro lado responde de manera cordial : "Hola Valeria, soy Ricardo.. ¿cómo estás?"
¡Oh, no! ¡¿Qué hago ahora...?! Me dieron ganas de gritar ¡mamááááááá! Pero ya no soy una niña, creo, y debo enfrentar mis temores...¡ y Ricardo hoy en día es mi mayor temor...! Respondí, tratando de ser lo más amable posible : "Hola Ricardo, bién gracias ¿y tú?".
Ricardo guardó un momento de silencio y prosiguió... "Acá bién, pensando en que como hoy es sábado... y dime ¿tienes algún panorama para hoy?". Y casi irónico me dice : "¿o tienes nuevamente reunión?".
Pensé, "puedo decir que estaré agotada después de un arduo día de trabajo, como todos los sábados", pero suspiré y le dije : "Está bién, acepto, ¿a qué hora?" Y escuché una voz un poco tierna ... "A las 20:00hrs. , ¡no, no espera! ¿qué tal a las 19:00Hrs. presiento que tenemos mucho de que hablar?".
Esa tarde no sé si puedo catalogarla como la tarde más larga de mi vida o la más corta... por un lado quería que el reloj no avanzara, para que no llegara el momento o que él me llamara y dijera que tenía problemas y lo dajáramos para otro día, pero ni lo uno ni lo otro ocurrió. Y en segunda instancia que transcurriera rápido el tiempo para salir de una vez por todas de todo esto. Tampoco ocurrió...
Y estoy frente al espejo de mi habitación, me miro y me miro... No debo preocuparme por cómo me veo, es sólo una cita con Ricardo y no pretendo conquistarlo... Aún así, cepillo mi cabello, repaso el brillo en mis labios y aplico unas gotitas de perfume y esto parece relajarme un poco. Escucho pasos en la escalera que luego se dirigen a mi puerta y es mi hermana que me dice que Ricardo me espera. Me doy la última mirada en el espejo (y bueno soy mujer ¿no?), y bajo con calma...
En amena conversa se encuentran mis padres y Ricardo quien, al verme se pone de pié y avanza hacia mí, toma mi mano y pregunta si estoy lista. Comenzamos a salir y mi madre, como si yo fuera una niña chica nos dice que no lleguemos muy tarde, él sonríe y responde : "No se preocupe tía, está segura conmigo" Y dos cosas me molestaron, eso de tía... antes nunca le dijo así, siempre la nombró por señora Eliana, y resulta que ahora ya es tía... y éso de que estoy segura con él... Osea, definitivamente ambos me ven como niña ¡qué lata!
Para qué voy a decir que me abrió la puerta del auto, no, eso ya no se ve... sólo está en mis sueños. Voy dispuesta y preparada para que de esta noche Ricardo no pase más allá, a otra invitación. ¡No habrá otra oportunidad!
El auto comenzó a andar y el silencio se hace eterno... Ricardo me pide permiso y de la guantera saca un CD, "¿Te gusta?" me pregunta colocando en mis manos el disco, lo miro y no puedo evitar una sonrisa de satisfacción, es un disco de Andre Rieu, "mi director de música orquestada preferido". Respondí casi emocionada : "¡Me encanta!".
(Sí, soy más que rara, pero ¿qué quieren que haga? Andre me gusta como director, compositor, violinista y por qué no decirlo... lo encuentro atractivo). Ricardo me pide que lo coloque, que es su música predilecta. ¡Sorpresa N°1!
La música comienza a escucharse y yo no sólo me relajo, sino que, parece que me eleva y sólo me dispongo a disfrutar... llegamos a un restaurant, que nunca había entrado y bajé (si no abrió la puerta cuando subí ...). Una vez adentro, Ricardo saludo cordial al garzón, el que nos guía hasta una mesa con vista al parque.
¡Y comienza mi problema...! Está frente a mí y su mirada es directa, fija en mí, y yo me siento turbada y no puedo decirle que me deje de mirar así, porque pensaría que me pone nerviosa... y eso no es verdad...¡no, no es verdad!
La cena fue agradable y la conversación fue... ¡magnífica! Ricardo es sencillo, sus temas fueron una larga lista de recuerdos que vivimos juntos de pequeños y que yo por alguna razón había olvidado. Sonreimos recordando travesuras, anécdotas y castigos que nuestros padres nos imponían por alguna cosa mal realizada. Fue muy agradable el momento, ¡sorpresa N°2!
A las diez y media de la noche, regresamos al auto. Ricardo se detuvo y mirándome me dijo : "¿Qué te parece si caminamos un momento por el parque?" Y yo sin pensar en nada, ni la hora, ni la noche fría... respondí que sí.
Cruzamos la calle y ya en el parque, que es precioso de día, con enormes y altos árboles autóctonos, prados muy bién cuidados, flores por todos lados, una gran pileta con hermosas estatuillas como mirando y saludando a cada paseante... Y ahora de noche, muy bién alumbrada hace que un ambiente nostálgico y romántico nos envuelva.
"Valeria", dijo Ricardo en tono preocupado mientras caminábamos, "Te pido disculpas por la actitud que tuve el día del cumpleaños de tu madre, no debí tratarte así, no sé que me pasó, la verdad yo no soy así y...". Me puse frente a él y sonriendo le dije que no se preocupara, que ya había pasado y que lo importante era que no había de nada más que arrepentirse, él mirándome y sonriendo dice :" Bueno, si es por eso, yo habría preferido tener que arrepentirme de algo... ¿no crees?" Lo miré y no pude evitar sonreir, sonrojarme y bajar la mirada... Quizá, porque en ese momento pensé lo mismo.
Caminamos por casi una hora, y el tema esta vez fue su vida fuera de Chile, estudios, trabajo, amores... me agradó su honestidad, seriedad confianza en algunos momentos. Pero de pronto miré la hora y ya iba a ser media noche y no me había dado cuenta de ello. Ricardo era muy cordial y de entretenida conversación, su sonrisa, su mirada, su voz... pero ¡qué me está pasando! No debo, no puedo... Sólo atiné a decirle que era hora de regresar.
Me llevó a casa, bajó del auto, me abrió la puerta y tomó mi mano ayudándome a bajar. (eso me agradó). "Bueno Valeria, ha sido un verdadero placer, espero se repita este momento..." me dijo. Y yo sólo respondí que la agradecida era yo por tan agradable velada, que manejara con cuidado de regreso a casa. Luego me dejó en el portal de la puerta de entrada, tomó mis manos, me miró fíjamente a los ojos y con voz suave pero varonil me dijo : " Chao pequeñita hermosa..." Luego, acercó su mejilla a la mía y suavemente, cálidamente... me besó... en la mejilla.
Iba dispuesta a restar puntos en la cita, y han sido más las sorpresas agradables que lo malo, que nunca se dió...Me olvidaré de restar (esa actitud es totalmente una tontera, hoy lo he comprobado) ¡Estoy sorprendida! ¡Sorpresa N°3!
Nuevamente tendida sobre mi cama, esta vez sin dolor de cabeza, pero con una sensación que me envuelve de tal manera que no tengo sueño, y sin quererlo me sonrío y suspiro casi inevitablemente... y el nombre de Ricardo aflora en mi boca... Ricardo, Ricardo... ¡sorpresa N°4!
Ricardo maneja de regreso a casa y no puede dejar de pensar en Valeria, sus ojos, su mirada, su sonrisa, su cabello, su boca... ¡cómo recuerda su boca, cómo desearía probar esos labios...! y el nombre aflora en su boca... Valeria, Valeria... ¡Definitivamente, en la semana la llamo para volver a salir! ¡sí, tengo que volver a invitarla a salir! ¡sí, lo haré!.
CONTINUARÁ... |