Sentado en la diestra de mí padre sucumbía antes los necios pensamientos que brotaban como moscas del cerebro de mi padre… Le dije que estaba agotado de tanta bulla… Me miró y con un papel escribió que era imposible… ¡Soy mudo!, agregó sobre el mismo papel… Pero aquellos sonidos seguían y seguían… Tuve que salir de casa e irme a un bar a tomar sin parar durante toda la tarde… Miré a las personas que estaban en el bar y nadie se miraba… Todos están muertos en vida, pensé… Pagué la cuenta y seguí mi rumbo hacia cualquier lado… Llegué a una casa que se me hizo familiar… Toqué la puerta y salieron muchas señoras… Pase, me dijeron… Pasé y vi una banca en medio de la sala… Me senté y noté que todas las mujeres me seguían… Luego, una a una se desnudó… Había de todo, feas, bonitas, viejas, jóvenes, etc.… Una a una empezó a bailar a mí alrededor hasta quedar desparramadas por el piso… Me paré y noté que todas dormían profundamente, sudadas de tanto bailar… Vi la puerta y salí de aquella casa… Tomé un auto y pedí que me llevara a mi hogar… Llegué y pagué… Abrí la puerta y allí estaba mi padre y todos sus pensamientos… Hola, le dije a mi padre… Este me miro y cerró los ojos hasta quedar dormido… Subí la escalera y frente a mi escritorio vi hojas escritas a mano… Era mi letra… Leí cada una de las hojas y supe que estaba soñando despierto… Cada cosa que leí me había ocurrido… Pude ver que había algo más… Decía que alguien tocaría la puerta, y que esa persona tenía mucho dinero para darme… Sonreí y apenas dejé las hojas, escuché el timbre de la casa… Dinero, pensé…