¡FUÉ UN ÉXITO EL CUMPLEAÑOS, PERO...!
Es media noche y un dolor punzante parece atravesar mi sien. Las horas en el reloj parece que se han detenido.
Y mi vista se fija en la esquina del cuarto, justo donde se unen la muralla y el cielo raso. Ni siquiera sé lo que estoy pensando, no quiero levantar mi cuerpo, me pesan los brazos. El día fue maravilloso, tal cual lo habíamos planeado... el cumpleaños de mi madre, como dirían por ahí, ¡fue todo un éxito! Los preparativos comenzaron temprano por la mañana. Es costumbre sabida en mi casa que cuando alguno está de cumpleaños, ése día no se le deja hacer nada, le regaloneamos al máximo y complacemos en sus gustos...

Mi hermana fue la primera en levantarse y bajar, después de alimentar a nuestros "hermanitos" pequeños, (el perro, dos perras y mi gato regalón), ella se dedicó - como siempre - a buscar en el jardín una flor en botón, ésto es tradición en mi casa, cuando alguien está cumpliendo años, se coloca sobre la mesa frente a ella un florero estilizado, pequeño, con una flor de la temporada, y éste botón no sale de ése lugar hasta llegada la noche, acompaña al recién nacido en cada comida del día.

Nos preocupamos de adornar la mesa de la mejor manera, el mantel especial... ése que está bordado y en sus bordes con tejido a crochet lo han adornado, el mejor cubierto, vasos, copas, el mejor servicio, lindas servilletas, en fin... todo es diferente ése día.

No somos personas de gran fiesta, mis padres, mi hermana y yo, lamentando la distancia que nos separa de mi hermano y mi cuñada que viven en Santiago. Nunca invitamos a otros, pero nos alegramos y recibimos con ganas cuando algún familiar o conocido llega sin aviso a saludar, y así es que a veces hemos terminado siendo un buen número de personas las que, en unidad y algarabía hacemos de este día el mejor en la vida de quien para nosotros todo lo merece.

La música se escucha suave lo que da tiempo a una buena y alegre conversación, recuerdos, vivencias; Luego pasamos a los chistes, canciones (karaoke) todo lo que se proponga si nos hace reir de buena forma. Y nos dan las dos, tres y más de la mañana, entre toda estas misceláneas de actividades en las cuales no se deja ver ni una pizca de sueño, aburrimiento o estress.

¿La hora de pasar a la mesa? ¡por supuesto! en primer lugar nos preocupamos de "mezclar" a todos los comensales, los que hace tiempo no se veían se sientan juntos, osea, matrimonios, lolería, adultos mayores, todos para que puedan compartir e intercambiar vivencias a medida que se sirven la cena, para que las risas afloren de recuerdos de años...., que los brindis sean en voz alta, alegres y causen emociones...

Luego, inclinamos la cabeza y agradecemos a Dios el momento, el año que se suma de vida al que corresponde, en este caso mi madre; Solicitamos su bendición, la que recibimos con gratitud y alegría. Cantamos de la mejor manera el "cumpleaños feliz...", y vienen los platillos para cada uno, me gusta ver las miradas cuando éstos llegan a la mesa... siempre se sorprenden y no por la fineza, no sé cocina Francesa o Japonesa, sólo una buena comida chilena al gusto del festejado, desde el aperitivo al postre siempre bien apreciado y saboreado...¡Me encanta cocinar! De lo dulce a lo salado pasear, con sencilléz, sin tanto adornar, pero que deje un exquisito sabor en el paladar.

Y este año no ha sido la excepción, mi madre todo lo merece en este día (y todos los días), pero hoy nos damos el tiempo total, visitas nuevamente llegaron, unas cercanas y otras bastante lejanas; Y en medio de todo, cuando menos lo esperaba, llegó él... hace mucho tiempo que no lo veía, pues luego de la secundaria se fue a estudiar a la universidad en Santiago, al tiempo después supe que una vez que se recibió se fue un tiempo a Brasil. Nunca más le ví. Y ahora está ya frente a mí, y yo... yo no sé que decir, siempre fui "yo" quien lo miraba y suspiraba... Pero"yo" jamás existí para él.

Entró del brazo de su madre una muy buena amiga de la mía, continúa soltero, atractivo, tres años mayor que yo y pinta canas. No pude evitar ponerme nerviosa y para variar con mucha facilidad mi rostro se volvió a sonrojar... Y por primera vez, sentí su mirada fija en mí, desde el primer momento que nos vimos; En el momento del brindis, levantó su copa y mirándome insistentemente me invitó a servirnos el frío sabor del champagne, burbujeante... Así, nuestras miradas siguieron de alguna manera comunicándose el resto de la noche. ¡Y vaya que hay miradas que dicen mucho...!

En un momento, fuí a la cocina por algo y... de pronto él llegó junto a mí; sin darme cuenta estaba rozando mi cuerpo sutilmente, intenté seguir mi camino, pero él, decidido, no se hizo a un lado y tomando mis cabellos a modo de caricia... sonrió y me presionó contra él... No puedo negar que mi cabeza dio vueltas y mi respiración levemente se agitó. No pude emitir ni una palabra, ahí estaba yo haciendo realidad un sueño que ya había olvidado, estaba en los brazos de aquel hombre que años atrás nunca me había ni siquiera mirado...

"Estás hermosa Valeria" - Dijo con voz firme y varonil. Y yo no podía decir una palabra... Me acercó aún más, y lo ví inclinarse buscando mi boca con la suya... fueron milésimas de segundos que jamás olvidaré, justo en el momento que sentí el calor de sus labios acercarse a los míos... puse mis manos en su pecho y lo empujé con fuerza hacia atrás. Él se quedó mirándome totalmente desconcertado... "¿Qué sucede?" preguntó con cara de extrañeza y luego agregó :"creí que tú también lo querías..."

Y si he de decir la verdad... desde el principio que lo ví entrar a la casa, deseé ocurriera lo que estaba ocurriendo en ese momento, pero... ¡definitivamente, no! El tiempo había pasado, y aunque nunca he tenido a alguien a mi lado, faltar a lo que siempre he "predicado"... no, no voy a besar, así no más a alguien por satisfacer deseos que han estado guardados por tanto tiempo o por sólo vivir el momento. Sé que quizá se lee o escucha ridículo, risorio ¡por favor, a mi edad! pero no puedo evitar sentir con fuerza que no puedo en mis principios fallar.

Entonces respondí con voz firme, convincente y mirando de frente :" lo siento Ricardo, pero no puedo hacer algo de lo que estoy segura luego me errepentiré... "

Ricardo avanzó hacia mí e intentó nuevamente besarme, y casi sin darme cuenta salí con rapidez de entre sus brazos, y lo dejé totalmente desconcertado en mitad de la cocina, esperando según él, una verdadera explicación. Al volver a la sala todos continuaban sonriendo, me integré rápidamente al grupo y, como si nada, continué participando de canciones y risas, con el alma en un hilo y el corazón oprimido.

Después de un rato, Ricardo se integró también. Su mirada continuaba insistente en mí, pero la verdad es que me siento feliz, orgullosa de haber dicho no, a esa deliciosa tentación...

La celebración terminó, cada una de las personas que asistieron se fueron agradecidos y contentos, comprometiéndose unos con otros a reencontrarse en el siguiente "evento familiar". Mi madre no podía más de felicidad, me emociona recordar como sonrió, cantó y conversó con todos, recibió los abrazos, las palabras, los buenos deseos, las incontables llamadas telefónicas, todas las muestras de cariño que valorizamos más que cualquier regalo...

Y todos comienzan a levantar el vuelo hacia sus hogares, felices y agradecidos se despiden y la casa queda nuevamente en silencio... Ahora viene el último trabajo del día, ordenar, lavar la ruma de loza... en fin, dejar todo en su lugar.

Y ahora, tendida sobre mi cama cuando ya son las tres de la madrugada, con un dolor de cabeza que no pasa, pienso...Y viene a mi mente el rostro de Ricardo totalmente sorprendido por mi actitud...

Creo que a él nunca una mujer se le había negado pero a la verdad, no me arrepiento, aunque debo admitir que este dolor de cabeza tiene su nombre.

Definitivamente, el "No puedo o no Debo" forman parte real en las reglas que, de una u otra manera yo misma me he impuesto. Definitivamente, si he de pasar en solitario lo que me queda de vida, de años, no me provoca traumas o dolores, al contrario, me siento bién, tranquila y agradecida de la vida por todo lo que me ha dado.

No cierro las puertas al amor, aunque por ahora le he cubierto los oídos a mi corazón, quizá porque en realidad no ha llegado o no he sentido que frente a mí está el que pueda ser el verdadero. O tal vez es que siento que estoy tan bién y me valorizo tanto, que no encuentro el hombre que despierte a este mi solitario y tranquilo corazón.

Y el dolor de cabeza se acrecienta, cuando recuerdo los últimos momentos de la fiesta. De pie, junta a la puerta, me encuentro con mi familia despidiendo a todos de manera cordial y alegre. Uno por uno se van retirando, hasta que frente a mí se encuentra nuevamente Ricardo, toma mi mano, acerca su rostro al mío y despacito, con voz baja me dice al oído : "Volveremos a vernos..."

Y nos interrumpe su madre con voz casi escandalosa diciendo : "Ay querida Valeria, no sabes cuánto me agradó verte, espero nos visites pronto." Y mirando a Ricardo le dice : ¿"Le dijiste a Valeria que te quedas a vivir acá"?

Y Ricardo sonriente mirándome responde : " Sí Valeria, olvidé decirte, así que estoy seguro que nos volveremos a ver, es más, mañana te llamo me gustaría que saliéramos a cenar..."

Y ahora era yo la que tenía una cara de asombro y desconcierto. Los ví alejarse mientras lo nervios se apoderaron de mi cuerpo; Y aquí estoy, a oscuras en mi habitación, imaginando el momento de volverlo a ver... No sé si resistiré, si podré continuar con aquellos principios que tanto alimento en mí. Recuerdo el dicho popular : "por la boca muere el pez", o "tanto va el cántaro al agua que al final se rompe...", en fín sólo debo esperar, tiempo al tiempo...ya mañana se verá. ¡Mañana...!


CONTINUARÁ...