Emblanquecida por las horas eternas,
Veo que estas tu del otro lado de la calle fumando un cigarrillo con toque mentolado,
El humo se eleve en el aire y desaparece sin que yo apenas pudiera sostener el suspiro,
Se acumulan las preguntas y se apresuran las respuestas,
Camino a la puerta un tanto apresurada, para ese tiempo ya estas enfrente mío,
Saludo con un tono un poco inusual que manifiesta mi intensión,
Te invito a pasar a la sala, y en menos de dos minutos me encuentro enredada en tu lengua, y tu manos penetran mi espalda,
Aprisionada por la duda; huyo,
Tomo un vaso con agua, vacilo y lo tomo de un trago,
Tu amabilidad resalta el brillo en tus ojos,
Y tu sonrisa provoca termine cediendo a mis más grandes temores.