Tómame mar y llevame dentro, no me dejes a la deriva, porque contigo viajaré hasta una nueva orilla.
Tómame entre tus salvajes olas y cuando la dama aspera de la media noche te eleve, entonces mírame y juega conmigo, pues tu sabes como mecerme, como empujarme para que el viento me lleve y no quedarme en tu inmensidad perdido.
Mar de gran coraje, de intenciones desconocidas, pon rumbo a esa playa donde la soledad es la reina y la luz del sol sobre la arena brilla.
Dejame entonces allí, hicimos un pacto antes de salir.
Tu me llevarías a una nueva tierra si mi cuerpo a tí te daba, y mi cuerpo ya te lo he dado.
Sufro tus desvaríos, tus arrogantes ídas y venidas, tu profundo olor y tus bofetadas de protesta.
Sufro lo insufrible cuando tienes unas de tus rabietas y me golpeas sin piedad.
Estoy mareado y destrozado pero aguanto todo eso y mucho más con tal de que me transportes hasta la libertad.
Aguas turbulentas no me castigueis de esa manera, pues soy un ser humano y como tal, debil y enfermizo ante vuestra gran potencia y voluntad.
Que llegue pronto a mi destino, pues mis fuerzas aminoran, mis labios están cortados, mi cuerpo esclavizado, y tu sigues sin más jugando, sin saber lo que por estar contigo he dado.
Dejame mar donde tu quieras, permíteme conseguir sobrevivir, que por un poco de esa a la que llamo suerte, mi vida te entregué para llegar a ser feliz.
Escrito por Carlos Them
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