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“Tengo sueños que mueren con el insomnio
y el gotear de mi vida manchando mi playera
miro la muerte sonriente en un triste amanecer”

Romanticidio.


Tristes alucines y sueños moribundos de un ridículo relato

Serian las cuatro de la mañana abrió la puerta de un ya desgastado portón, a gatas entro a su cuarto, se recostó, se quito la mochila, sacando de ella una triste libreta y unas botellas de alcohol, tratar de matar la sed del amor con un poco de alcohol (pensó asquerosamente que ni con mil litros de alcohol calmaría la sed que provoca el amor)
Tomo un lápiz y garabateo un nombre, una A al principio y una A al final puso su alma al unisonó con su rabia y la exprimió, hasta desangrarla y calmo el silencio, escucho el olvido, susurro un te quiero, y escribió.


Tengo sueños en que muero a brazos tuyos y el gotear de tus desdenes hiriéndome de amor.
Tengo noches que no duermo, y otras que lo hago, si despierto pienso y si dormido sueño en ti.
Vivo y pienso en tu mirada en cómo se ha de ver enfocada hacia la mía, en todo lo que envuelve tú pequeño y acentuado nombre.
Pienso en ti, en tus pestañas tan grandes que posees, en tus caderas que derraman la lujuria y en tus labios, que saben a turrón, y recuerdo lo ágil de tu lengua danzando a unisonó de la mía.

Dejando de escribir, lloro sobre el papel, serian las cinco de la mañana y recordó detalladamente la noche primera con esa bella mujer, la noche en que ella había declarado ser virgen y el mintiendo, lo dijo también, tendría él 17 y ella 16.
Y llorando punzo el lápiz contra el papel y prosiguió escribiendo incoherencias sin saber ¿Por qué?

Incoherencias:
Y grito:


¡¡¡En tus palabras pronunciadas la noche del encuentro amor, en mi nerviosismo en caso de fallar, en mi juventud que no confió y se me está acabando!!!

Levanto a toda su familia con su grito, su madre toco bruscamente la puerta, sollozando le dijo:-
- Qué te pasa hijo, maldita sea otra vez drogado, no me di cuenta a qué hora llegaste, por favor ya cállate y duérmete, que tu padre se levanta temprano para ir a trabajar.

Bajo la tinta y dejando fluir su corazón, cayó a un costado de su cama cerro la triste libreta y en voz baja prosiguió, escribiendo solo en su mente, solo en mente, ya le había asqueado escribir en un papel.


En todos estos problemas que me pone en jaque mate y desfallezco, en mi escama proveniente del escarnio, en la utopía que eres para mí.
En tus padres de cómo me miran con recelo y las flores que no me atrevo a entregarte. En este relato lujurioso que transcribo, mientras lloro.

Lloro la cobardía que poseo, el amor tan grande que te guardo, la cárcel que me encierra en mis miedos y me hace enloquecer. En toda esta maldita locura que me espanta, en como mis demonios me hablan al oído y me dice que hay que hacer, en lo maldito que soy y así naci.

En lo romántico de mi infancia, y toda la demagogia que me dicta desde el cielo, en mi alma que se encuentra en el infierno, en esta pasión que llaman poesía coloquial.

En este pequeño fragmento al que me entrego y me hago presente en mis palabras, porque en mi aspecto no lo puedo reflejar. En lo débil de mi mano cuando escribe y me espero a que me dicte algún ciego desde el suelo, de esos borrachos que transitan y caen y se ensucian y babean y son libres, esos si son poetas de coraza, no ridículos artistas que miden su talento ante aplausos, ni egocéntricos letristas que arquean sus sonetos y se jacta y se jacta y se jacta.

De ser un taciturno por que leo, sin supieran que soy más salvaje que ninguno y que mi sangre humilde nunca miente.
Ni esta pequeña libreta que encierra mis tristezas y las guarda, para no ser leídas por nadie, que no sea yo.

Y me da pena mostrarme tal cual soy, por eso me refugio tras mi pluma y le pongo “peros” a la gente, que se quiere acercar a mí, como un amigo, prefiero la nostalgia como testigo.

Testigo de mi vida y de mis sueños más profundos y testigo que si un día he de suicidarme será por un amor prohibido, solo pongo como requisito que la mujer por la que he de suicidarme, tenga el nombre bendito de Ana y con gusto voy por mi cicuta y me suicido.

Autor: Nemeziz San German

Texto agregado el 26-03-2012, y leído por 166 visitantes. (0 votos)


Lectores Opinan
26-03-2012 Tristeza tan grande que destila y mancha hasta la playera. Muy negros pensamientos simasima
 
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