Estábamos en el paradisíaco parque de cemento de floridablanca, rodeados por hermosos retoños (mala hierba) de plástico y residuos, dignos de ser envidiados por los basureros más atestados. Nos gastaron unos pinchos de carne gorda y grasienta con la infaltable papa salada inmensa en la punta. Al rato llega un perro hermoso, con mirada triste, melancólica, hambrienta; que tristeza. Como "buenas personas" le tiramos pedazos de gordo indigerible y a alguno se le ocurrió la fabulosa idea de lanzarle media papa arenosa, intragable; el perro ni la tocó. Luego llega un hombre, achacado, desgastado por el sol, la lluvia, el frío, el calor, el hambre... Se para justo detrás de la papa ni a cuarenta centímetros de mi, y se queda mirándola con evidentes ganas de recogerla y comerla; creo que alcanzó a estirar su brazo con aquella intención, pero al parecer alguna clase de "dignidad" que le obligaba tener su figura humana no se lo permitió; de seguro aquél hombre envidia a los animales, libres de vergüenzas y prejuicios... Aún no sé que pensar al respecto, no sé si hubiese sido igual o peor si la hubiese recogido o no. En lo único que logro pensar es que los humanos nos creemos inteligentes y pensantes y geniales; pero ¿En realidad merecemos esos calificativos? Si pienso en todas las atrocidades humanas de las que sé y hasta de las que ni me puedo imaginar, creo que no hay palabra existente que logre condensar tanta mierda. |