DOLOR

¿Por qué señor estoy en este mundo?
!No estoy conforme con mi suerte¡
!Medíste la vida, también la muerte¡
Entre los muertos, no soy fecundo.

Esperando de ti un lenitivo
para sobrevivir en el desierto,
cuando te conocí fui pensativo
llevo mis desdichas muy adentro.

¿Qué malas travesuras te he hecho?
O ¿Qué desagravios te ocasiono?
Traspasa con puñal este mi pecho
diciéndome: —jamás yo te perdono.

!Pobre de mí¡ !Soy todo inmundo.
Corta el soplo, que llamaste alma.
Eres dueño del tenebroso mundo
así, muero en tranquila calma.


Espero el día; con paciencia,
tu llamada triunfal, Señor Eterno,
quiero una vida; aunque no sea eterna;
sin rojos purgatorios, sin infiernos,

¿Por qué mejor no envías la muerte?
!Alma, corazón, están desiertos¡
!Es tanto el frío aquí en mi mente.
Quiero rayos de sol, no soplos yertos¡

Reinaldo Barrientos G.

Rebaguz