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Quien puede no pensar
Que algo de este
Mundo debe cambiar,
Mientras sea la guerra
La que sostenga la paz
Y el hombre un dilema
Que profana la vida

Buenos aires era un infierno, una caldera a punto de estallar en su más alta presión. Por donde se mirara y por donde se anduviera las fuerzas policiales respaldando los operativos llevado acabo por las fuerzas armadas, accionaban contra cualquiera, bastaba ser sospechoso o portador de cara para pasar a engrosar la lista de detenidos.
Joaquín andaba safando desde hacia tiempo, sabia que de caer no salía y menos con vida, desde hace unos días a esta parte, noto y se savia vigilado, por donde quiera que anduviese suponía que alguien lo seguía, una psicosis de miedo y nerviosismo lo alteraba, no hallaba lugar donde sentirse seguro, deambulaba por la ciudad lejos de los amigos y de los compañeros, pensaba que era lo mejor estar aislado para no comprometer ni pegar a nadie si le tocaba caer.
El departamento de Joaquín se encontraba en el primer piso de un viejo edificio y daba al frente, de allí podía verse, lo que sucedía en la calle le estaba reservado a los del frente, que antes la menor duda de quien llamaba a su timbre se asomaban a la ventanas para disipar cualquier duda.
Llevaba varios días sin aparecer por el departamento, nada de lo que allí tenia necesitaba de urgencias. Estaba solo desde su separación, una amiga que se atrevió a compartir sus días con él, lo dejo, cansada de sentir miedo, no aguanto mas la agonía de que vinieran por ellos y una tarde cuando Joaquín regreso del trabajo encontró una carta, donde le deseaba suerte, que la perdonara y terminaba diciendo – si necesitas de una amiga sabes donde encontrarme –.
Nunca supo mas nada de ella y asta pensó que fue lo mejor quizás tenia razón, no es, ni era la manera de vivir, no había tiempo para el amor y menos aun para ser feliz.
Las reuniones con los compañeros se fueron haciendo mas esporádicas no se podía arriesgar, había mucho en juego , una organización que nació de la nada y hoy era lo mas representativo de un sector del pueblo que en ella encontraba el vehículo para reafirmas sus derechos y hacerse oír, ya muchos habían quedado en el camino junto a sus sueños que no pudieron verlos realizados, muchos de los que se atrevieron a decir no al abuso y la barbarie del poder dejaron sus vidas empuñando un arma para sustentar y sostener un ideal , cuando las palabras ya no alcanzaban, cuando nadie oía nada, cuando la indiferencia de los que sobrevivían con las migas de la gran repartija miraban para otro lado pretendiendo ignorar lo que estaba pasando y como el avestruz escondían la cabeza, para no ver como morían los jóvenes y los obreros en las calles y en inhumanos sótanos donde se profesaba el terror.
Joaquín ya sabía del dolor y del olor a carne quemada y a la tortura de esperar el segundo después cuando no se sabe a quien le toca, por eso andaba escapándole a las heridas.
Después de varios días y de convencerse de que si algo tenia que pasar que pasara, le encomendó su vida al endeble destino que hasta hoy lo había llevado por caminos impensados, por aquel camino que eligió ese pibe de barrio al que nada le importaba, hasta que un día conoció la injusticia y el atropello de la sin razón.
Joaquín decidió regresar a su casa a la espera de que algo sucediera y en su inconsciente deseaba que no pasara mucho tiempo para ello.
No soportaba más, de lo contrario tendría que pensar en salir de la ciudad, y es hay cuando no tenía las repuestas a todas las preguntas que abrían la incógnita, ¿adonde que no sepan más de mi? . No era ese su deseo, luego de tanto luchar, de tanta pelea, de tanto andar y todo por la cobardía de partir, llevándose consigo todo en cuanto creyó, para sepultar los sueños y la grandeza de ir hacia la libertad anhelada.
No podía permitirse un acto de cobardía, de hacer la mas fácil, la de mandar todo a la mierda y con ello todo en cuanto creyó, sin negarse a pensar que al final los pocos que tengan la suerte de quedar en pie se rendirán en la total soledad y en la indiferencia, cuando sean señalados como los grades culpables de un país que se muere y se destruye a pedazos.
Subió las escaleras, desecho la idea de usar el ascensor, abrió la puerta y entro con precaución, observando con desconfianza, hurgando con la mirada cada rincón, cada sombra donde pudiera esconderse el enemigo, ese enemigo invisible y al acecho, que podía llegar en cualquier momento y en cualquier lugar. Corrió las cortinas, abrió las ventanas y un aire fresco se filtro por los postigos abiertos, observo la calle y vio lo cotidiano, lo usual a todas las mañanas, el gallego de la panadería barriendo la vereda, la gorda del puesto de flores con gran esmero arreglaba una y otras ves las rosas y los claveles el tarros de cinco litros previamente y delicadamente pintados de múltiples colores.
Preparo el mate, arreglo la ropa mientras esperaba que el agua se calentara, buscó algo de comer y encontró un paquete de criollita que permanecía olvidado en el estante de la alacena. Llevó una pequeña mesita que arrastro asta la ventana y se acomodo en una banqueta de plástico y se dispuso a disfrutar del tan deseado mate, miraba casi como un pasatiempo la calle y la gente, cuando de repente vio que algo no era normal, alguien alterara lo cotidiano de todo los días en que la rutina del desayuno lo llevaba a pasar parte del el tiempo observando el andar de los otros, haciéndose miles de preguntas y suposiciones que nunca tuvieron respuestas.
Mas que sospechoso se mostraba el sujeto que Joaquín vio rondar la esquina, iba de un lugar a otro, encendía un cigarrillo tras otro, podía vérselo nervioso y atento a todo cuanto a su alrededor sucedía , miraba hacia arriba, hurgaba en las paredes y en los balcones tratando de encontrar algo, de descifrar lo que su mente pensaba.
Un patrullero de la 21 se detuvo justo al doblar la esquina dejando parte del auto visible a la mirada de Joaquín que no perdía detalle, el hombre que alteraba la mañana con su presencia inoportuna fue hasta la ventanilla del patrullero y hablaba con los policías, esté hacia ademanes y palpaba el hombro de quien se hallaba adentro,
Luego de unos minutos en que Joaquín presentía lo peor, el patrullero se alejo y el extraño volvió a caminar la esquina siempre mirando, siempre poniendo mas angustia a un desenlacé previsible desde hace mucho tiempo.
Joaquín, corrió las cortina y se detuvo por un instante a pensar, que hacer, adonde ir, a quién llamar, estaba mas solo que nunca y mas expuesto, ya no había marcha atrás si por él venían.
Había llegado el momento temido y de ante manos sabía que hacer, mucho lo había pensado, tenia toda muy claro y no dudo en los pasos a seguir. Retiro del ropero unos papeles que se hallaban ocultos entre ropa en desuso, luego juntó toda su documentación a los que le agrego una carta que guardo en un sobre, fue hasta planta baja y los introdujo en el casillero de la portería.
Subió corriendo por las escaleras, cerró tras de si la puerta del departamento, busco todo cuanto pudiera comprometer a sus compañeros, una libreta forrada en fina cuerina, unos cuadernos ya sin tapas, póster y fotografías donde podían verse sonriente y felices amigos que ya no están, retratos de cuando el país era otro, cuando para ser feliz solo alcanzaba con trabajar y disfrutar del tiempo y ver crecer lo que mas amamos, fue hasta la cocina llevando todo cuanto había juntado para que no quedara nada de él , para borrar su identidad y sus orígenes, para negar que alguna ves estuvo aquí , que alguna ves existió, que estuvo vivo y latente , cerró la canilla que goteaba interminable y monótona, en la pileta de la mesada prendió fuego a lo que alguna ves fuera parte de su vida y en las llamas se fueron haciendo cenizas recuerdos y rostros lejanos sin voces y ya sin sueños .
Miro por la ventana ocultándose detrás de las cortinas, el hombre seguía allí, Joaquín vio como él extraño hacia señas a alguien, que él desde su lugar no podía ver, esto le confirmaba que no estaba solo, era cuestión de tiempo y este corría aceleradamente en su contra.
Fue hasta donde estuvo siempre, levanto el pesado colchón y entre sus compleja estructura de resortes y lana, retiro una pistola 9 Mm. y se sentó mirando la ventana, desafiante y convencido de que ya no había otra salida, se persignó, recordó en pantallazos fugases su existencia, llego hasta él, el rostro manso de su madre, la carita feliz de sus sobrinos y le pareció oír la voz gruesa y firme de su padre que desde el fondo del tiempo le decía- adelante es tu decisión-.
Un disparo estallo en el cuarto donde no hace mucho tiempo se pensaba en futuros y amores eternos, se quebró el silenció y sucumbió el miedo frente al horror y se apago una vida.
Afuera todo continuaba inalterablemente igual, salvo lo que ocurría con el extraño personaje que había alterado y puesto el alerta desesperada, desencadenado el final de Joaquín,
El extraño cruzó la calle, fue al encuentro de una mujer que se acercaba a él, lo besó apasionadamente como si se reencontraran luego de una gran ausencia, él la tomó entre sus brazos y la hizo girar por el aire para luego tomarla del brazo y llevársela con èl.
Atrás, quedaba boca arriba ya sin aliento el pobre Joaquín y sus humanos fantasmas. Pobre Joaquín en medio del silencio…. después de su muerte, cenizas y olvido... después de su vida, nada…

Texto agregado el 25-03-2012, y leído por 112 visitantes. (1 voto)


Lectores Opinan
09-06-2012 Que poderoso enemigo es el miedo.Te acecha,te acorrala.te ahoga y te traga. pantera1
 
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