Y ASÍ TRANSCURRE LA VIDA, MI VIDA...
A diario, la vida coloca en frente una y mil circunstancias que, de una u otra manera me llevan a meditar las cosas, otras a arriesgar actitudes o respuestas que me pueden provocar risa o llanto, eso dependerá de las decisiones que tome... Decisiones algunas muy bién pensadas y otras locamente realizadas.
Sentirme culpable por algo, me lleva a andar distraída y nerviosa, hasta que no resuelva el dilema... Conversar con quien corresponda a veces ayuda, otras la situación empeora...En fin, la vida transcurre día a día y pienso... es mejor relajarse tratar de solucionar los problemas con calma y si no se puede... seguir adelante sin culpas, ya el tiempo se encargará de dar soluciones, de abrir mi mente, la mente del otro(a), de limar o emparejar asperezas.
Encerrarse en sí mismo no conlleva a nada bueno, compartir con otros a pesar de la pena, dolor o decepción despeja de alguna manera la mente y alegra el corazón. Nunca provocar lástima es lo mejor. Ser honesta, real, fiel en sea cual sea una relación, "no hacer con otro(s), lo que no quiero que me hagan..." y feliz responder con la misma moneda si la otra persona ha entregado a mi vida alegría, placer, me ha hecho un bién.
Las enfermedades siempre llegan, siempre están, viven en nosotros... sufrimos cuando alguien que amamos está aquejado de alguna de ellas y por más que ayudamos u oramos no tiene sanidad y nuestra respuesta a la ayuda o la oración parece nadie escuchar... Pero aún allí debemos motivar, alientar y esperanzar... la vida a pesar de todo, el tiempo que les toque o nos toque vivirla es hermoso y valioso, vale la pena amar nuestra vida más, sin miedo, sin reproches, sin preguntas, en libertad...
Las enfermedades cuando nos atacan directamente, en lo personal, molestan, duelen, cansan y ¡qué ganas nos dan de pronto o inmediato mejorar! Cuando esto no sucede y el médico con voz grave y mirada fija nos dice que no hay vuelta atrás, el mundo se nos viene encima y nuestra vida como una película rápida o lenta , como en una gran pantalla se nos pone en frente y nos aferramos con uñas y dientes a esta tierra, a esta vida aunque nos digan que ya no hay salida. Aunque antes de llegar la enfermedad decíamos pestes de nuestro caminar...
"Que el hábito no hace al monje", o "no todo lo que brilla es oro", de pequeña escuhé decir... y vaya que con el tiempo no sólo lo entendí sino que a traición y engaño lo aprendí. En esta vida hay de todo... ¡y por Dios, yo no quiero ser así! La mentira, la envidia, la ambición... ¡vaya que causan dolor! Por eso con cautela he de vivir, creyendo sólo la mitad de lo que escucho decir... porque otro dicho de pequeña aprendí que me ayuda a diario a seguir : "Caras vemos, corazones no sabemos..." y mientras no podamos ver el interior del ser humano, será mejor continuar así, "ni muy adentro que te queme... ni muy afuera que te hiele...".
Quizá lo más difícil es aceptar la soledad cuando es involuntaria, cuando no se ha pedido su llegada, cuando llegas a casa y las luces están apagadas, pasas a la mesa y nadie conversa, hay un cubierto, un plato, un vaso y un pan en la panera..., la estufa apagada y por momentos piensa que no es gran problema... ¡que disfrutas tu independencia! llegas a la cama y está fría, quieta y estirada, y es allí donde anhelas y deseas que alguien te ayude, te abrace, te haga sentir pleno(a) y sea tu cómplice en la risa, en una mirada, en un suspiro, en una simple conversa o sencillamente en desordenarla...
La soledad "acompañada" es aún peor... vives rodeada de personas en tu trabajo, estudios, calle o living comedor, y estás allí, esperando que alguien pregunte algo, converse algo, te haga sonreir... y el silencio se apodera de cada espacio, todos están aquí, pero no hay miradas, ni sonrisas, no conversan, ni siquiera un enojo, un engaño... cada cual vive su vida, su metro cuadrado... mientras lo único que tú quieres es tener a alguien especial, preocupado que convierta los segundos, los minutos, las horas, los días, tu vida... en un mundo soñado...
Los senderos que he pisado me han hecho crecer, en ellos he cojeado, en ellos he tropezado, en ellos he caído..., pero cada vez digna y valientemente me he puesto en pie, y con mis dos pies bién puestos sobre la tierra estoy caminando hoy... ¿que estoy llorando? Tal vez... la vida es así, mi vida es así... aunque lloro con dolor por una mentira , una traición... levanto mi cabeza y vuelvo a sonreir, mi corazón palpita, estoy viva, y cada día es un nuevo amanecer, un nuevo despertar, un nuevo renacer, me dispongo a sentir que toda la Creación me va a sonreir, y estoy dispuesta a recibir la fuerza del Universo, la fortaleza de Dios, el amor que la vida me brinde... ¡todo a mi alrededor!
Los senderos que vengan de aquí en adelante, los caminaré con más seguridad. He crecido, sé más... paso a paso iré, sé que en algún momento volveré a llorar, así se expresa mi humanidad, pero lo haré con la plena convicción que después de la tormenta siempre sale el sol, que cada día me depara algo mejor y que debo saber aprovecharlo, que nadie es perfecto y que yo no soy la excepción pero que debo intentar ser cada día mejor.
Ser creyente en un ser Superior que me ama, me guía, bendice y entrega su amor envuelto a diario en perdón, me ayuda y empuja a mirar esta vida con gratitud y alegría, cada circunstancia buena o mala la recibo, medito y continúo adelante, siempre adelante y cual "monito porfiado" que tiene en su base una bolita de acero que por más que lo golpeen vuelve a quedar en pie, sin miedo... dignamente, segura y de frente continúo mi camino, con fe y esperanza en un futuro que finalmente me lleve a decir : ¡Sí , es verdad, vale la pena vivir!
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