Así rezan los versos de las ninfas que rezagadas viven en los agujeros ancianos de los árboles torcidos:

"Cuando te aceche el miedo,
cuando reclame la sangre de tu destino
cuando envenene tu quimera y su brío
busca en el cielo, busca, te digo
que la respuesta anhela tu encuentro..."

No recuerdo cuándo escuché este verso por vez primera, pero estoy seguro de que es verdadero, como aquellos oráculos que las pitonisas revelaban en tiempos inquietos, como los arrullos con los que mi mamá nos sumía en el sueño a mi hermanito y a mi. Y es que las tristes ninfas que fueron abandonadas por los tiempos pasados llenos de magia y mitología sólo les queda decir la verdad. Aquellas que mienten dejan de ser ninfas para ser menos que la mentira misma. Aquí estoy yo, asaltado por el miedo, el miedo a quedarme rezagado y olvidado a los tiempos venideros. No. Me resisto. Mi hermanito. Mi mamá. Matías. El mundo entero requiere de mi obra. ¡DIOS! ¡Cuánto amo escribir! Cuánto amo a mi mamá y a mi hermanito. Cuánto amo a Matías pero nunca se lo dije. Simplemente le dije "te quiero" y así será siempre. Pero mi corazón tenía miedo y ahora soy menos que una mentira. Pero existe una redención. Aún para individuos como yo que son menos que una mentira. La redención está en el cielo. Es la sutil y tibia realidad que te rodea y te acaricia fuera de la piel que abriga tu organismo. Regresaré luego, cuando comprenda quién es la musa. Te quiero mucho. Gracias por leerme.