Cierta noche unos búhos plateados observaban como algunos ratones llevaban en su hocicos trozos de pan, los búhos asombrados al ver esta situación algo extraña, bajaron a tratar de entender que ocurría. Una canasta llena de panes, tejida en paja y con un pintoresco trapo de colores blancos y rojos, adornaba el silencioso y oscuro lugar. De repente dos niñas de apariencia inocente llegaron al sitio, los búhos desorbitados por la presencia de las jóvenes mujeres, abandonaron el lugar, igual lo hicieron las ratas.
Los ochos búhos escondidos en los largos picos del bosque espeso de LOREIN detenidamente miraban, cada una de las acciones de las muchachas. Las mujeres daban vueltas alrededor de la canasta, cantando sin miedo de ser escuchadas, extrañas cancones. Una de las mujeres de apariencia joven, alta, peli roja y llena de pecas en su rostro, se acercó a la canasta, el pateo con su pierna izquierda, al tiempo que la otra niña soltó una borras carcajada. Por el impacto del golpe la canasta se volteó a un par de metros, del fondo de la canasta un gato rubio apareció muerto, los pedazos de panes se regaron por todo el lugar, nuevamente las ratas quienes no sintieron miedo de sus extraños visitantes, siguieron recolectando tan apreciadas migas.
Los búhos plateados al ver el cuerpo inerte del hermoso y lanudo gato, entendieron que esta niñas en apariencia, tenían que ser las brujas de cantábrico, población ubicada treintas kilómetros hacia el oriente del basto bosque de LOREIN. Las brujas eran temidas en cantábrico puesto que gobernaban las tierras a su merced y mataban a niños inocentes al final de la luna nueva.
Una de las brujas tomo al gato con su mano derecha, luego saco una daga de su bolsillo y corto la garganta del gato, seguidamente la otra joven también se acercó hasta el gato, una niña gorda de baja estatura, de cabellos rubios al extremo y una diminuta pero torcida nariz. La sangre del felino las mancho por completo, los búhos notaron como las temidas mujeres se bañaban y bebían la sangre del animal, inmediatamente las inocentes y virgíneas niñas se transformaron, en dos altas y espantosas brujas. Los búhos plateados, los últimos ocho de su especie, decidieron huir del lugar. Pero ya era muy tarde, las brujas de cantábrico sabían, que en secreto los búhos las observaban, inmediatamente como rayos salieron a la casa de las aves, quienes intentaron huir pero uno a uno fueron capturados.
En ese instante entendieron que todo había sido una trampa, para hipnotizarlos y de esta forma beber su sangre la que las aria inmortales. Porque la sangre del búho plateado, tiene poderes milagrosos, pero los últimos búhos de su especie, jamás pensaron que a tanta distancia pudiera llegar esta preciada hasta los odios de las malignas brujas.
Uno a uno los búhos fueron decapitados, la ratas celebraban la matanza, comprendían que de las sobras de los flamantes búhos, ellas eran las únicas dueñas, solo faltaba un por morir un hermoso ejemplar, con plumas como plata y cristal, de sexo femenino y en el momento que la bruja peli roja intento enterar la daga, de los ojos del ave rayos verdes que quemaron los manos de la bruja, impidieron que pudieran matar a la inigualable ave. Las brujas sintieron miedo, y se alejaron del animal, la sangre de los búhos recolectada en una botella de vidrio con que no tenía puesto el chorco, se cayó de la mano de la bruja pelinegra, y de esta forma, la sangre de los búhos se derramo por completo entre la espesa yerba, derramándose hasta las última gota, después de esto el búho se fue sin que nadie lo pudiera detener.
Las brujas se marcharon sin cumplir su objetivo, y desde ese día castigaron a los búhos y a las lechuzas, diciendo por todo el mundo que eran animales de mala suerte y que debían odiarlas temerles, ademas esclavizaron a millones de estos pájaros, intentando así, poder hallar al último búho plateado, pero nunca lo pudieron lograr. Las brujas aun hoy viven en alguna región boscosa de Francia, y el ultimo búho emigro a gran Bretaña donde se dice que vive con la reina de ese país, quien por pago de su estadía y protección, regala pequeñas gotas de su sangre a la anciana reina, para que ella pueda alargar su existencia sobre esta tierra mucho más de lo necesario.
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