Hay un círculo de baba,
que me aleja de la piel.
La huella del fuego
se escapa por los oídos.
-La inocencia estalla contra el piso-
Las manos,
al intentar recogerla
se quiebran en la piedad del fracaso.
-No hay gritos que callen mi esencia-
Y el día llueve en las venas,
en la inmovilidad de los labios
hay un instinto asesino,
construyendo cuchillos delicados,
para hundirlos apasionadamente
en tu sucio costado…
Texto agregado el 21-03-2012, y leído por 175
visitantes. (3 votos)