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EL TELEVISOR

Si prende me lo quedo yo, le dije a una de mis primas, cuando bajaba al sótano de la casa de mi abuela, el dia en que por fin decidimos venderla, el día que por fin nos convencimos de que ya no estaba más con nosotros. La más chica de mis primas, soltó una carcajada cuando le dije que lo iba a hacer funcionar, que era solamente el tubo de rayos catódicos lo que estaba roto, que el resto funcionaba a pesar de los años transcurridos. “No has cambiado en nada”, me dijo, mientas subía hacia el vestibulo.
Nadie puso reparos en que yo me quedara con el televisor, sabían de mi habilidad para arreglar artefactos viejos y en deshuso. Además, a ellas les habia tocado la mejor tajada del reparto de las cosas de la abuela, ya que a ellas les dejó sus alhajas hasta con nombre y apellido. Tenían el privilegio de ser mujeres.
Antes de irse cada uno para sus comarcas, nos juntamos en el livng a tomar el te recordando viejos tiempos, aquellos en que todo nos parecia mejor, aquellos a los que algunos ingenuamente queríamos volver. Encendimos la totalidad de las luces como lo hacía la abuela cuando nos recibía los domingos en el comedor. Alguien mencionó por ahí que lo que hicimos fue lo mejor y que esta casa sin la abuela ya no tenía sentido, que iba a ser como un museo vacio, visitado solo por fantasmas trasnochados.
Después de despedirnos, escudriñé entre los escombros de mis recuerdos, y le eché un vistazo a la casa, queriendo, quizás, robarme celosamente la útlma imagen para mi. Luego, una de mis primas me llevó a casa y me ayudó a bajar el pesado televisor. Lo deposité en el galpón hasta encontrar un tiempo libre para arreglarlo. Pero mi ansiedad pudo más y esa misma moche me fui al galpón a tratar de reparar el televisor; esperé el momento en que todos los de mi familia estuviesen dormídos.
Logré con un gran esferzo que encendiera, pero de ahí a poder ver alguna imagen habia un largo trecho. Revolviendo entre mis pertrechos encontré una vieja antena que me fue de gran utilidad. Algo de sonido, apenas como un zumbido, despedían los parlantes, pero el tubo estaba definitivamente quemado.
Al otro día conseguí un tubo y lo cambié y le arreglé un par de válvulas. La curiosidad me carcomía mientras pensaba que fue en ese televisor que vimos al hombre en la luna, los goles de Pelé y la guerra de Vietnam. Lo dejé de nuevo en el galpón y me entregué a la expectativa del oscuro silencio de la noche.
Lo encendí, y esperé comodamente sentado el mlagro de la televisión. Las imágenes demoraron en venir, pero a medida que transcurrían los segundos, las siluetas de unos rostros se insinuaban como si surgieran del fondo del mar. Era una pareja en lo que parecia ser un programa periodistico de algun canal de aire, pero ocurrida por lo menos cuarenta años atrás. Reconoci las caras y pensé en la casualidad de ver un programa sobre la historia de la tv justo en este viejo teleivsor.!
Cambié de canal para ver el funcionamiento del tubo con alguna imagen más moderna pero cuando sintonicé otra frecuencia me encontré con una comedia de los años sesenta. Por si eso fuera poco, segui mudando de canales y en todos había programas de esa época, hasta los mensajes publicitarios eran de la partida. Algo exraño estata aconteciendo, quizás alguien me había tendido una broma. Para ello debía investigar dentro del teleisor.
Lo desarmé nuevamente pero no vi nada raro ; nada fuera de lo común en cualquier televisor.Todo parecía estar en su liugar, salvo yo que no sabía en que tiempo estaba viviendo.
Me entretuve al azar viendo Las Calles de San Francisco, y algún programa cómico que me trajo muchos recuerdos. No entendía que sucedía ¿ Era la antena tan poderosa que podía viajar en el tiempo? Sea lo que fuere, me agradaba ver lo que despedía el viejo tubo.
Pero había algo más en esas bellas imágenes que parecían transformarlo todo, algo que no lograba comprender y que solo entendí. cuando al final de la noche, sintonicé el informativo y vi el discurso que dió Kenedy en el centro de la ciudad de Dallas el 22 de noviembre de 1963 a las 13 hs, pocos minutos despues de atravesar airoso la Paza Delaey…..

GABRIEL FALCONI







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Texto agregado el 18-03-2012, y leído por 236 visitantes. (3 votos)


Lectores Opinan
11-05-2012 Magnífica idea y bien desarrollada. Le hubiera dado un giro más inquietante pero no soy el padre de la idea. Muy bueno. Egon
31-03-2012 Si muy buena la idea, daría para escribir “Televisor II” o III, Muchos cuentos locos podrían salir de ahí adentro. Me gustó. Saludos. GaryLuna
26-03-2012 Escribir cuentos es navegar por los intrincados caminos de la fantasía, no necesariamente reponder a una realidad concreta. Para mi es una narración original. 5* CEVAME
25-03-2012 En realidad la primera parte la encontré muy entretenida y bien lograda, después ya me perdí y el final no lo entendí para nada. qoele
22-03-2012 Excelente. kone
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