CAPITULO 1

MUHURLOCK

Corría el año seis cientos, después del inicio de los primeros tiempos en la virginal tierra. Muhurlock era el último sobreviviente de una magnifica especie conformada por duendes y hadas escarlatas. Linaje que después de cuatro años de penosa y sangrienta guerra había sido plenamente vencido. Apresurado y consternado muhurlock, se adentraban rumbo hacia el pantano de los lamentos, huyendo de los cinco poderosos espectros cuya única misión ese instante, era matarlo a como diera lugar, Los espectros eran los nuevos autos proclamados amos y señores de la tierra.
Muhurlock era un viejo duende, quien recibió por parte de su amigo y rey, el máximo honor para un escarlata, proteger la gema sagrada, mandato que obedeció a cabalidad, ya que escondió dentro de su propio cuerpo el diamante de la vida, diamante amado y respeta por todos los duendes y hadas, forjado con partes de las almas de sus antepasados, los primeros con juristas.
Según Lavec el rey duende ya asesinado, el diamante de la vida contenía una fuerza poderosa como antigua, que permite, resucitar a todos los muertos, pero solamente esto podría ocurrir, capturando las almas de sus asesinos dentro de la joya, que en este caso, los cinco espectros. Misión desbordada de imposibles, sabiendo que los malignos dalakctistas como se les conocía a estos seres, habían eliminado a los más de dos millones de escarlatas existentes, en cada uno de los confines de la tierra, por si solos.
Refugiado aparentemente, en lo más tenebroso y oscuro del pantano de los lamentos, lugar de peregrinación preferido por los duendes y hadas, para re encontrarse con su espiritualidad, muhurlock de dos cientos años de vida, y con el sabor espeso de la muerte en su boca, sintió el fracaso de su precosa misión, entregada tan solo, hacia un par de lunas nuevas. En un momento de desesperación y sintiendo el crujir inminente de los espectros, quienes disfrutarían al matarlo, arranco de su pecho el diamante, Y con el aliento quebrantado grito --¡Encuentra tu destino y espera tu suerte!--, el pequeño diamante, del tamaño de una canica, rompió su carne y salió en forma de lucero hacia el sur, seguido a esto llegaron los espectros.
Enfrente de muhurlock se plantó Dalack, el jefe de los espíritus diciendo -- ¡miserable duende!, ya no sentimos el diamante, ¡donde esta!, que hiciste con él. Muhurlock alzo sus brazos y con un movimiento acelerado apunto con sus manos hacia los espectros gritando ensordecedoramente: -- ¡conjuro…! De sus manos brotaron dos rayos, uno dorado y el otro violeta, el cual mato al menor de los espectros fulminantemente.
Muhurlock era el más poderoso de todos los duendes escarlatas, esa era la razón por la cual Lavec en momentos de agonía, lo había escogido para intentar cumplir su último deseo, Salvar su abatida raza.
Dalack mostró su enojo diciendo: -- ¡no! Mientras en medio de sus podridas manos, observaba como Malsoo moría, esta vez para siempre. Inmediatamente de los ojos calaveritas de malsoo, surgió una especie de neblina negra, esa era su condenada alma o le que sobraba de ella, aquel vapor oscuro busco su destino para encarcelarse en el diamante.
Dalack embriagado por la ira, dijo -- ¡estúpido insolente! Ahora morirás, muhurlock entendió, que sus dos siglos de vida podrían concluir en medio de aquel fúnebre pantano, y sintió ese lugar, como el mejor marco posible para morir, pero aun, no se iba a dar por vencido, puesto que le falta algo por hacer antes de marcharse al más allá y dijo: -- ahora solo quedan cuatro espectros por morir y reinaremos los escarlatistas de nuevo, yo viviré, y ustedes no estarán, una de sus cinco almas, esta esclava en nuestro adorado diamante, seguramente ustedes también lo estarán---.
Los espectros se rieron, pero más que una risa, sonaba como un canto agónico salpicado de escalofrío, seguidamente Dalack habló diciendo: -- hermanos, Harddad, faluht, limhat, vengan terminemos con su vida entre todos y así poder festejar, el fin de su insuficiente existencia y el nacimiento de una nueva era, en donde los humanos nos veneraran, ademas de respetarnos y ya no seres vistos como fantasmas---. Los cuatro espectros señalaron con sus huesos que suponían dedos, hacia muhurlock, gritando -- ¡Sortilegio!, Inmediatamente muhurlock abrió sus manos diciendo -- ¡protégeme conjuro…!--, Antes de que llegara el poder espectral llamado sortilegio, Una aurora dorada formó un muro alrededor de él. Como una súper nova que se despide de su vida, exploto el maligno sortilegio en el conjuro esperanzador.
Los espectros asombrados, observaron a muhurlock sin un solo rasguño, hay entendieron que estaban enfrente del más poderoso de los duendes escarlatas, al cual jamás se allá enfrentado, obviamente en ningún instante dieron a entender esto a muhurlock. Dalack vio el peligro de la situación, notó que su supervivencia corría de cierta manera peligro y exclamó: - faluht te ordeno matar a ese diminuto animal--. Dalak creyó ser esta la situación perfecta, para desterrar a su hermano, del cual desconfiaba, puesto que faluth también pretendía, pero en secreto ser el amo y señor de la fantástica tierra.

Faluht con notable decisión en su risa y en sus mortorios ojos, contesto: - será un honor para mí obedecerte hermano, además de un placer, terminar con el último de los duendes, Dalak interrumpió a faluht diciendo: -- que así sea, limhat y harddad marchémonos hay situaciones por concluir aun. Limhat y harddad instintivamente comprendieron que Dalak había entregado a faluht, un mandato que podía ser suicida, después de esto Dalak, limhat, y harddad se marcharon diciendo en tono soberbio: -- hasta nunca duende; Faluth al finalizar esta contienda te esperaremos en el árbol de la agonía, a lo que faluht respondió lleno de auto suficiencia y falta de hermandad -- no tardare. Muhurlock se encontraba agitado, al igual que una oveja que siente el poder de la daga al iniciar el corte de su garganta, Pero aferrado a la vida como nadie.
La pequeña estatura del duende, sus ropajes dorados, las pulseras cargadas de rubíes, en sus pellejudas manos, además los pies descalzos, mostraban la apariencia de un ser todo menos peligroso, sumado a esto, sus escasos cabellos rubios he infinitos ojos totalmente blancos, y aquel pedazo de nariz, la cual contrastaba con sus puntiagudas orejas, entregaban a un personaje bizarramente tierno.
Faluth entendía que esa frágil apariencia no era de fiar, sabía robustamente que este ser, el último de su especie, sin duda alguna, era el más espectacular de todos los duendes.
Se miraron férreamente los dos contendores a sus ojos, un lleno de muerte y el otro salpicado de mabrigia. Muhurlock entendió que aquel espectro no sería nada fácil de aniquilar como el anterior, si es que esto fuera posible. Sentía notoriamente, como de aquel espectro llamado faluht, brotaba una energía espantosa he invisiblemente, ¡poderosísima! La que lograría sin duda alguna, secar todo ese pantano, hasta dejarlo como arena negra llenas grietas, si el así lo quisiera.


Faluht alzó sus retazos de manos hacia el cielo titilante preñado con luceros, haciendo varios círculos perfectos con ellas, al tiempo que la túnica gastada en las puntas, única ropa que utilizaba, llena de transparencias, permitía ver su huesuda figura, ademas de sus cortos y torcidos pies, de manera perfecta danzaba pomposamente con sus larguísimos cabellos color ceniza. Era un momento tenebroso pero paradójicamente bello para muhurlock entendió, que esos movimientos hacían parte de la famosa y tenebrosa DANZA DE LA MUERTE, extrañamente el poder más temido y admirado por los duendes.
Muhurlock respiro profundo, sabía que su máximo conocimiento no era la defensa si no el ataque, pero haría más allá de lo imposible para resistir y sobrevivir un poco más. Seguidamente un canto en tono agudo, broto de la voz de faluht repitiendo constantemente - ¡LA DANZA DE LA MUERTE! Y si como el tiempo se hubiera detenido a su alrededor, muhurlock vio paso tras paso como de faluth, surgieron miles de medianos rayos con apariencia de espadas, los que se dirigían hacia él. Muhurlock grito y los suelos temblaron, de su boca salieron las palabras - ¡devuelve conjuro!, de muhurlock destellaron escudos tonos bronce, los que a toda velocidad, se dirigieron al encuentro del maleficio enviado por faluht.
Como era de esperarse las fuerzas explotaron apenas estuvieron frente a frente, en el suelo se plasmó un cráter de incomparable tamaño, como fue pronosticado por muhurlock, el agua desapareció, todo tipo de reptiles, mamíferos, y vegetación estaba inerte, el lugar se volvió tan oscuro como árido, la luna menguante, imparcialmente observaba la batalla.
Faluth abrumado, trató de encontrar respuestas de su fallido poder, en el suelo, entre los anímales muertos y en el cráter dibujo por su insaciable rudeza, seguidamente exclamo: -- ¡insignificante duende, quien eres para detener los sortilegios del ¡gran faluth!, pequeña rata, te matare lentamente, rogaras piedad, para que uno de mis incomparables maleficios, termine con tu penosa vida rápidamente, pero no será así, te torturare, hasta que destile de tu piel la última gota de tu amargo dolor. ! Muhurlock quien sorprendido por haber detenido la danza de la muerte, aquel maleficio respetado y odiado por todos los duendes ahora difuntos, se llenó de esperanza o mabrigia, el sentimiento que más poderes entrega a los duendes escarlatas y pensó (creo que posible matarlo), posterior a esto hablo diciendo: - faluth, tu hermano malsoo, pereció en este lugar, su cuerpo espectral fue desintegrado por el choque de nuestras energías, lo mismo ocurría contigo. Faluth se rio, otra vez su risa parecía una agónica melodía y continuo diciendo -- ignorante. Malsoo era el más joven y débil de nosotros, ademas sus poderes estaban menguados en gran manera, puesto que él solo, derroto la última de las aldeas duende, del pacifico norte, apenas estaba reponiendo sus fuerzas, simplemente fue suerte, que hallas podido acabar con la vida de ese poderoso guerrero. Su muerte será vengada, Mi poder, la energía del gran faluht es incomparable, muy superior a la de mi hermano malsoo.

Faluth grito -- ¡muere…, ESPECTRO TOTAL! De sus manos surgieron rayos negros, muhurlock decidió no enfrentar esta fuerza, sintió temor de hacerlo, simplemente brinco muy alto, logrando esquivar el maleficio, después poso sus pies en medio del cráter, diciendo - faluth morirás, será la última vez que mi manos, pecaran, muhurlock exclamo -- ¡mi alma por su vida, canguro véncelo!, en faluth floreció el miedo, entendió el problema en el que estaba inmerso,
Sabía claramente que existía un duende escarlata, capaz de realizar un único conjuro, en momento de extremo peligro plagado de muerte, el cual le permitiría, pactar su vida con la esencia de sus dioses. Y vencer a cualquier oponente, era un pacto inquebrantable.
Faluht no sabía que el duende del pacto irrompible realmente existiera, siempre imaginó, que no era más que una leyenda, creada por los ancianos duendes del mar blanco. Ese instante entendió, que su hermano DALAK jefe absoluto del espectrismo, ya sabía quién era en realidad este, en apariencia frágil duende, concluyendo sus sospechas en las cuales siempre apuntaban a una sola cosa, el deseo de hermano por deshacerse del él.
Faluth hastiado de miedo y sintiendo por primera vez en su extensa y demoniaca vida inferioridad, grito nuevamente de manera titubeante: --¡DANZA DE LA MUERTE! , miles de pequeñas espadas volvieron a surgir, pero el rayo dorado resplandeciente como el sol del más caloroso verano que salió de muhurlock, atravesó y destruyó las espadas de la danza mortoria, llegando hasta faluht, franqueando su cuerpo hasta destrozar su malicioso ser. En ese instante, Ese fúnebre lugar se enjuago de paz, como hace tanto tiempo no se percibía en aquellas maltrechas tierras, culpa de los conflictos entre duendianos y espectristas. Arrodillado en medio del pastoso fango, muhurlock arrancada bocanadas de aire a la vida. La niebla era espeja como aceité de oliva, algunos búhos pintones sobrevivientes a la irrepetible contienda, entregaban el parte de victoria entonando melodías inconclusas envueltas en sus ojos casi malignos.
Retando un poco más a la muerte quien ya le susurraba al odio, mientras le masajeaba sus hombros. Destrozado igual que sus ropas, mostrándolo prácticamente de la misma manera, que al momento de nacer, cuando fue tirado en este mundo.
Muhurlock Se plantó sobre sus pies exclamando -- ¡gracias…! dioses, por cumplir el pacto entregado de padre a hijo, hace ya tantas generaciones a mis antepasados y permitirme a mí, doblegar a este voraz oponente.
Después de esto aparecieron alrededor de muhurlock, docenas de fantasmales y apaciguados duendes, usando ropajes extraños desconocidos para el mismo muhurlock, uno de los dioses con mirada serena y con una sonrisa cálida, se acercó a muhurlock diciendo: - dame tu mano.
Muhurlock lleno de nostalgia y unos pincelazos muy fuertes de lo que se podría entender como alegría, por estar enfrente de sus divinidades, de quienes escucho y aprendió todo desde niño hasta esa noche, Con las palabras enredadas en su anfibia lengua, pregunto: -- ¿es el fin de nuestra era?, a lo que el dios respondió sin prisa - si es el fin de nuestra era, pero tal vez y si esta manchada tierra nos necesita, no sea el fin de nuestra historia, todo esto fue compartido en medio de lágrimas tejidas a uno enternecedora mueca de bienvenida y continuo diciendo: no está en nuestro entender descifrar plenamente que pasara, solo la misma vida en su más profunda esencia, en su perfecto momento nos dejara ver las respuesta de lo que en años venideros, pasara.
Muhurlock agarro con sus manos las manos de su dios, seguidamente todos los dioses desaparecieron.
Muhurlock cayó muerto con sus labios besando el firmamento, lágrimas de cristal hacían provisión rumbo hacia el sur de su minúsculo y lacerado cuerpo.

Continuara…
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