Nunca estuvo en mis planes presenciar dicho espectáculo, pero las circunstancias me dejaron en primera fila junto a mi padre; ese día, fui testigo de la increíble capacidad atlética de un joven, cuyo nombre era desconocido hasta el momento.
Me encontraba mirando a la multitud, sin fijar la vista en nadie, hasta que un muchacho llega y roba mi atención de manera inmediata, era dueño de un físico increíble, absolutamente trabajado, cuádriceps ,bíceps ,gastrocnemio, pectorales y musculo peroneal corto y largo, se podían observar tras el traje deportivo que traía puesto. Su mirada era inquiera, estaba muy concentrado para la carrera que tenía que realizar, se podía notar la confianza en sí mismo, ése tipo era un ganador.
Comenzó la carrera, ese sujeto alcanzó los sesenta kilómetros por hora fácilmente, sin bajar la velocidad en ningún momento de los cien metros. Yo con mi padre quedamos sorprendidos, bloqueados por unos buenos segundos, hasta que reaccionamos y decidimos llamar a la policía para que atraparan al veloz ladrón que había robado la gargantilla de oro de esa madura mujer.
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