''El perdón es una decisión, no un sentimiento, porque cuando perdonamos no sentimos más la ofensa, no sentimos más rencor. Perdona, que perdonando tendrás en paz tu alma y la tendrá el que te ofendió''.
Madre Teresa de Calcuta
Estamos todo el tiempo juzgando a los demás por sus acciones, esperamos que el resto aceptes que se equivocó y pida perdón, cuando lo hacen perdonamos pero siempre que podemos le recordamos lo que nos hizo aquella vez. No podemos pretender que nos pidan perdón si no sabemos perdonar, ¿de qué sirve que el otro nos pida perdón si no vamos a perdonarlo? Porque un “te perdono” sin sentimiento no es perdonar.
Al perdón hay que sentirlo, perdonar es entender que el otro es tan humano como yo y puede equivocarse, perdonar no es decir te perdono y ya, perdonar es entender, aceptar, lo que no quiere decir que el que perdona olvida, las cosas que nos lastiman a menudo no se olvidan, perdonar no es sinónimo de olvidar, podemos perdonar porque entendemos lo que paso, porque sabemos que tarde o temprano tal vez nosotros cometamos algún error, pero no vamos a olvidarlo.
Cuando perdonamos de verdad dejamos de sentir rencor, si aun después de haber perdonado seguimos sintiendo rencor y seguimos echando en cara lo que sucedió entonces no perdonamos.
Vivimos intentando ver en que se equivoca el resto para estar seguros que no somos los únicos que cometemos errores, tratamos de que nos pidan perdón para que cuando nosotros nos equivoquemos nos perdonen, pero a menudo no sentimos la necesidad de perdonar y aun así perdonamos, porque alguna vez vamos a necesitar ser perdonados.
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