Opinando ayer sobre un tema que presenté titulado “Dudas de Fe”, “anlin” distingue muy bien entre “tener fe” y “creer en Dios”. Por eso, hago la siguiente reflexión:
Todos los seres humanos somos personas que creemos, personas de fe. Gran parte de nuestros conocimientos, al comienzo de la vida al menos, provienen de una actitud de fe en las personas que nos enseñan. Cuando niños creíamos ciegamente en lo que nos decían nuestros padres; creíamos a los profesores cuando nos enseñaban las diversas materias. Ni siquiera, talvez, pensábamos que lo que nos decían pudiese ser falso o que estuviesen equivocados. Nosotros creemos, al menos en general, en los noticieros, porque pensamos que, a veces, no hay motivos para dudar.
La experiencia, después, nos enseña a dudar y desconfiar, pero conservamos siempre una alta dosis de fe y confianza en personas e instituciones. Se cree en asuntos científicos de alto nivel, y también en cosas sin importancia, cábalas y supersticiones.
A esta confianza, podríamos llamarla “fe humana”, creer en algunas personas, verdades o instituciones. La vida humana está basada en actitudes de fe y confianza.
Creer es algo, pues, muy razonable.
En el aspecto religioso, el lugar que ocupa la fe es mayor e incluso, total: Porque aquí no sólo hay fe o creencia en personas que nos enseñan o predican. Hay fe en un ser superior, en Dios. En tal caso, la fe ya no es algo puramente humano. Proviene de Dios, y por eso hablamos de “fe divina”.
En este caso, también, creer es muy razonable.
Nota: En adelante escribiré algunos sobre algunos temas religiosos. Lo hago bajo el punto de vista católico, sin desmerecer a iglesias cristianas u otros grupos religiosos. Al contrario, pensando que todos son caminos para nuestro encuentro con Dios.
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