Vivo días difíciles y agotadores, pero inmensamente agradecido con Dios y la Vida. Han dado de alta a mi padre en el hospital hace un par de días y ya lo tengo en casa, recuperándose. Sé que quizás sea un proceso lento y acaso largo, pero ello no me intimida.
Hace muchos años (tendría yo escasos 20), recuerdo haber llevado a la casa de RBG, un disco lp (de acetato, le llamamos ahora) de música folklórica, que acababa de adquirir. En la portada, aparecía una mujer madura prematuramente avejentada, el cabello largo y suelto, las manos pulsando el charango, en cuya mirada podía percibirse el sufrimiento, el dolor, la determinación de contar, la pobreza, el hambre, la represión, las injusticias que sufrían sus hermanos latinos. El color gris y blanco de aquella imagen, no hacían más que acentuar la sensación de tales sentimientos. Era Violeta Parra y sus canciones, donde la primera canción de la cara A del acetato, era Gracias a la Vida. Me enamoré de sus canciones, de sus letras, de su posición y pasión ante la vida, de Violeta. Ahí también venía Volver a los 17, tan recientes para mí entonces.
Aquella tarde descubrí el infinito universo de Violeta, me identifiqué con ella, con su canto gozoso de reminiscencias ancestrales, con sus historias dolorosas y urgentes, con sus reclamos plenamente justificados ante atrocidades injustificadas. La muerte, la luz, pero sobre todo la Vida, campean por la música de la Parra. Hoy, hago eco de las palabras de Violeta, para agradecerle a Dios y a la Vida lo que me han dado.
Gracias a la vida que me ha dado tanto
Me dio dos luceros que cuando los abro
Perfecto distingo lo negro del blanco
Y en el alto cielo su fondo estrellado
Y en las multitudes el hombre que yo amo.
Gracias a la vida que me ha dado tanto
Me ha dado el sonido y el abedecedario
Con él las palabras que pienso y declaro
Madre amigo hermano y luz alumbrando,
La ruta del alma del que estoy amando.
Gracias a la vida que me ha dado tanto
Me ha dado la marcha de mis pies cansados
Con ellos anduve ciudades y charcos,
Playas y desiertos montañas y llanos
Y la casa tuya, tu calle y tu patio.
Gracias a la vida que me ha dado tanto
Me dio el corazón que agita su marco
Cuando miro el fruto del cerebro humano,
Cuando miro al bueno tan lejos del malo,
Cuando miro al fondo de tus ojos claros.
Gracias a la vida que me ha dado tanto
Me ha dado la risa y me ha dado el llanto,
Así yo distingo dicha de quebranto
Los dos materiales que forman mi canto
Y el canto de ustedes que es el mismo canto
Y el canto de todos que es mi propio canto.
Gracias a la vida
Gracias a la vida
Gracias a la vida
Gracias a la vida.
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