Adriana no había nacido, pero también era extraterrestre y su intención no era asustar a nadie y para ello se ajustaba.

- Verás - decía Adriana - yo SOY al revés, soy como un árbol que busca hacerse una cáscara para convertirse en una semilla, es decir, hacerme humana.

- Y qué necesitas para eso? - le preguntaba yo.

- Que te quedes aquí.

- No pienso ir a ninguna parte, estoy clavado hasta el final.

- Al igual que tu hermano.

- Al igual que mi hermano - dije yo y sonreí.

- Verás - dijo Adriana una vez más - necesitaré una contrarrestación y tú eres bueno para eso, necesitaré realizar contigo un pacto prenatal y necesitaré que te dejes guiar por un tiempo. Para ti es fácil estar ahí porque estás acostumbrado, pero no entiendes lo duro que puede ser para mí así como lo fue duro para tu hermano. Tú estás ya adaptado y yo necesito pasar por el proceso de adaptación y para eso necesito que te quedes ahí.

- No pienso ir a ningún lado - dije yo - pero permíteme preguntarte ¿Para qué necesitas tú venir aquí?

- Porque la vaina será jodida - respondió.

Ya lo era y yo lo sabía muy bien, a cualquiera que lo descubrían le arrancaban el pellejo y me alegraba una barbaridad ver a los extraterrestres activarse desde la densidad del aire. Podía uno de ellos estar a tu lado viendo todo lo que haces y por más vidente que fueras no podrías adivinar su presencia a menos que deseara manifestarse. La energía que son capaces de emanar y propagar desde varios puntos invisibles en el aire es varias veces más fuerte que la de cualquier humano por más ascendido que éste sea, por si fuera poco hacen a esa energía emanada desde la invisibilidad en el aire vibrar, modificar su frecuencia y darle la forma que desean, y solidificarse, materializarse, si así lo desean. Por si fuera poco la forma adquirida por ellos es capaz de jalar y llevar a cualquier individuo a un otro espacio cualquiera fuera de esta realidad y sostenerlo allí el tiempo que desean. No poseyendo una cáscara biológica y siendo al mismo tiempo capaces de materializar su energía en la forma que desean no encontraba yo causa alguna que les podría hacer desear nacer; ya que el desequilibrio peligroso que se halla actualmente en la Tierra podría, creía yo, ser corregido de esa manera, mediante sus métodos de propagación desde la invisibilidad, sin necesidad alguna de organismo biológico. Pero no soy nadie para juzgar deseos ni procedimientos y mi razonamiento tiene un límite... sé que hay prácticas cuyo objetivo consiste en llevar al practicante hacia la posibilidad de trascender ¿Tendrían, ellos, acaso, los extraterrestres, la necesidad, o curiosidad, acaso, de aprender a DESCENDER??

¿Me convertiría yo en su Maestro?

Esta y otras preguntas me aturdían incansablemente. La lectura sincronística del entorno se hizo incapaz de otorgarme respuesta alguna que pudierame satisfacer.

... hasta que finalmente sucedió...

Después de devanarme los sesos, de destrozarme la vista en lecturas infinitas sobre temas cada vez más complejos, luego de desgarradoras noches de insomnio haciéndome siempre la misma pregunta: "¿Por qué quiere un extraterrestre nascer en este mundo?" acompañado de litros y más litros de café, posteriormente a perder casi todo el cabello arrancado por mis dedos temblorosos de inanición selectiva y desesperación y después de haber consultado a sabios y lamas, oráculos y ayauasca, la respuésta vino, me llegó, al fin, meses después en un susurro y una sonrisa "Para hacernos compañía" - contestó.