Ahí estaba yo, sentado en una silla de madera y paja, con mi mate y mi pava en el medio del patio del conventillo cuando la vi, parada en la puerta principal, con una pollera negra y una camisa blanca con los tres primeros botones desabrochados, el pelo rubio y ondulado hasta la cintura, madre mía que cintura, jamás había visto una mujer así, después de Julia, ni siquiera en mis años mozos. Sus ojos azules se fijaron en los mios y de repente una especie de mueca simulo una sonrisa.
Me levante, camine hasta la puerta, respire hondo y dije: - Buenos días señorita, en que puedo ayudarla.
-Eh, si, vacilo un segundo, parecía nerviosa, eh, hola, eh ¿acá vive el señor Alfredo Salvador?
La mire, me dije a mi mismo y esta de donde me conoce, tarde unos segundos en responder y sin salir de mi asombro dije: - Ese soy yo, ¿que se le ofrece?
-Eh, bueno, eh. Mire Alfredo, soy hija de Julia Perez, no se si la recuerda.
-Si, bueno, fuimos novios en la juventud, ¿Cómo esta ella?
-Muerta.
Y ahora si que estaba perplejo, Julia estaba muerta y en la puerta de mi casa había una muchacha que decía ser su hija. No entendia nada, lo primero que pensé fue esta me quería tanto que es capaz de dejarme algo de herencia, pero después me acorde que no tenia nada y que se había ido sin decirme porque.
- Mi más sentido pésame, no tenia ni idea. Pobre era tan joven. dije lo primero que se me vino a la mente.
- Gracias, de todas formas no es eso lo que le quiero decir. Dijo algo nerviosa.
- Larguelo muchacha, que tantas vueltas.
- Soy su hija. Se tapo la boca y se largo a llorar.
No supe que decir, me quede helado. ¿Cómo? ¿Cuándo? ¡¿Donde?! La última vez que la había visto a Julia hacia diecinueve años y esa muchacha tenía mínimo veintitrés años.
-Pero, pero, para tranquilisate, veni pasa. Primero que nada quiero que sepas que si vos estas nerviosa yo exploto en cualquier momento. Haber decime cuantos años tenes que necesito ubicarme en tiempo y espacio.
-Tengo diecinueve, mama dijo antes de morir que te buscara aca, que saguramente seguís viviendo en el mismo lugar. Dijo ella entre lágrimas.
No lo podía creer, tenia una hija y no me había enterado.
-Yo te juro que no sabia nada, no te enojes conmigo, yo no se porque tu mama nunca me dijo nada. Me ataje.
-No, no estoy enojada. Es que no se. Mamá decía que nunca te lo dijo porque pensó que no te ibas a hacer cargo de mí.
- Cuando no, tu mamá nunca confio del todo en mi. No te pongas mal, yo te prometo que no te va a faltar nada, podes quedarte aca, no va a ver problema, yo te doy la mejor habitación que tengo y no llores nena que me vas a hacer llorar a mí.
Sonrio y bajo la cabeza, tan indefensa, tan sola, tan parecida a su madre, tan parecíada a mi, no me había dado cuenta, tenia mi nariz y los ojos de su madre. El pelo como yo y el cuerpo de mi vieja en su mejor momento. Era una Salvador no había dudas.
No me pude contener, le di un abrazo fuerte y me lo devolvió, estuvimos al menos quince minutos abrazados sin decirnos nada, ya me había pintado el lagrimon.
Me seque las lágrimas la separe de mí y le dije: Negrita, no me dijiste como te llamas.
-Me llamo Malena. Dijo entre sollozos y saco de no se donde un pañuelo blanco, se seco las lagrimas y se soplo la nariz.
-Bueno, Malé, y ¿te vas a quedar aca?
-No tengo a donde ir, mamá murió anoche y la enterraron esta mañana la casa la vendimos para pagar los gastos de la enfermedad, vivíamos en el hospital.
- Ya te dije que te podes quedar aca, no te va a faltar nada.
- Pero, pero… No tengo plata para pagar una habitación.
- ¿Pagar? ¿Si sos mi hija criatura de dios, que vas a pagar? ¿Dónde se ha visto un padre que le cobre alquiler a un hijo?
Nos reimos juntos un rato y le dije:- Veni, veni que te presento a la Tere. La Tere es la camuca, la chica que limpia, cocina, lava, plancha. Te va a caeer bárbaro.
Caminamos hasta la cocina, la Tere no lo podía creer, la abrazo, la beso, la mimo y le dio una de las mejores habitaciones que teníamos. Despues la acompañe hasta el hospital a buscar las cosas que le habían quedado ahí, una enfermera las estaba cuidando.
Me conto lo de la enfermedad de su madre, de como había sido. Me dijo que había terminado la secundaria y que siempre había soñado con ser maestra…
Y que esperan de un hombre soltero que siempre quizo una hija, la mande a la universidad y a los dos meses ya éramos una familia, la Tere, la Male y yo.
Ahora pasaron como doce años, tengo dos nietitos hermosos y un ingeniero en la familia.
Supongo que Julia me estará esperando en alguna parte y yo en cualquier momento me voy con ella.
Ahora que se porque se alejó, ahora sé que es el amor de mi vida.