Por fin sentí que mi vida tenía sentido, amaba a Laura por sobre todas las cosas, por esta razón, prometí cambiar mi vida completamente.
Llegó a vivir hace cinco meses cerca de mi hogar, me enamoré desde el primer momento en que la vi; encantadora, descubrí la felicidad a su lado. Para conquistar su corazón, la invité a conocer el sur del país, fue un viaje muy bello, romántico, financiado por mí, gracias a un muy buen trabajo que realicé.
Se me rompió el alma ayer con su noticia, me comunicó tristemente que nos dejaríamos de ver por mucho tiempo, ya que había aceptado una oferta de trabajo para otra región; me contó que tal decisión fue tomada pensando en sus padres, en lo mucho que necesitaban su apoyo económico, ya que una desgracia les había ocurrido hace poco. Me invitó a estar juntos por última vez, en la cena que prepararon para su despedida.
Nunca había ido a la casa de ellos, en el camino le señalaba una y otra vez el amor incondicional que sentía por ella, maldiciendo al destino por haber creado estas circunstancias.
Llegamos a la casa de sus padres y una lagrima rodo por mi mejilla; era la casa que había desvalijado meses antes, acción que sirvió para conquistar y perder a la vez, al único amor de mi vida, a ese amor que hizo dejar mi vida de maleante.
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