Es mi propia fuerza
-multiplicada-
quien me lleva
por los aires como
flechas como
aves con la brisa.
En plena cara
la sonrisa sobre ruedas
que son alas que se abren
paso en el camino
que elijo a cada instante
en cada caso.
Con toda mi libertad
y autonomía
voy andando
en una sola ascensión
de algarabía.
Y es entonces que aparece
una bajada, y yo
me dejo llevar, me quiero
dejar, y me suelto
-irreversiblemente-
a esa fuerza
que algunos llaman inercia
y para mí es tan sólo
volar
al ras del suelo.
Y claro.
Cuando algunos dicen alegría
yo respondo
bicicleta.
Texto agregado el 12-03-2012, y leído por 147
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