La invitación llego, 
sobre mi cómoda la vi 
en silencio la tome. 
 
Y una flor sus pétalos 
abrió, así surgió la llama de amor, 
esa estampa de mis sueños 
se hacía visible. 
 
Las esferas celestes  
me guían por el universo 
donde me esperas. 
 
La invitación y un brindes, 
es muy noble tu deseo de verme, 
entre nubes blancas, sedosas, 
busco una brizna de oxigeno 
para respirar mirándote 
allá lejos. 
 
Tu carta la leo siempre, 
entre ella me sumerjo 
en pensamientos extraños. 
 
Esperando el otoño 
aleteo, y tus sonidos llegan 
como gotas de lluvia 
que se pierden en el andén 
donde espero tu llegada. 
 
Tumbada sobre un banco viejo 
y roído me enredo en tus letras. 
 
Y escribo sobre tu invitación 
mis poemas de amor, tallando 
mis ansias me arrodillo, 
sobre el frío mármol del pasillo, 
bajo una luz indiscreta te leo. 
Por si acaso no llegas. 
 
Que el viento se lleve mis versos, 
en un día fascinante de espera, 
no desmayare, esperare, 
 tu copa invencible. 
 
La música se escucha y me fatiga la espera, 
mis letras cocidas de arcilla 
son tuyas, ven, 
 no te detengas rescátalas. 
 
Yo sigo esperando el tiempo, 
 escribiendo sobre la piedra 
donde deje tu nombre para que tú lo veas. 
 
MARÍA DEL ROSARIO ALESSANDRINI 
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