La dudosa charla telefónica

Siempre odié los teléfonos, pero tengo uno.
Algo parecido me pasa con el ambiente rural. Lo amo, pero vivo en el tercer piso de un edificio en medio de la ciudad.
Tal vez me gusta renegar de todo excusando mi negativismo a través de infalibles cálculos del estilo, "si fuera un cavernícola, tendría que cazar para comer".
En medio de pensamientos del estilo (o sea, en cualquier momento), el teléfono empezó a sonar.
Por algún motivo atendí. Imposté la voz y dije hola en un tono amable y caballeresco.
Y este fue el diálogo.
-¿Hola?
-Hola
-¿Con quien hablo?
-Mire yo... quería saber si usted estaría de ánimo para participar de una encuesta.
-Em... Bueno sí (¿por qué no?)
-Muy bien, empecemos...
es usted usuario del sistema HU8hyS&gasdD(76?
-¿Qué? Nunca escuché de eso
-Mmm... ok... ¿Usted tiene perros?
-Bueno sí, tengo dos. ¿Cómo sabías?
-Yo no lo sabía hasta ahora.
-Me pregunto si...
-Pregunta 3, ¿Alguna vez participó de eventos multitudinarios usando el neoreconts 98x47?
-¿Eh? No entiendo de qué me habla.
-Mmm... ¿Qué pongo? Acá solo hay sí o no.
-Marcá ambos (mi tono de voz había cambiado a simple pibe de la cuadra).
-Sería ambiguo.
-Enton...
-4ª. ¿Alguna vez tuvo episodios de intimidad que incluyeran peras o manzanas?
-¿Qué? ¡No te voy a contestar eso, ¡qué atropello!
-Marco "Se ofendió y evadió la pregunta".
-¿Y eso?
-Es como un sí, pero que vale doble.
-Loco, ¿Me estás tomando el pelo?
-Estoy trabajando. 5ª. ¿Me abre la puerta?.

Fui a la puerta y abrí.
Ahí había un funcionario llenando campos con excelsa seriedad.
Al abrir, marcó algo. "Sí", supongo.

-Y por último la 6ª. ¿No estás atrasado?
-¿qué?

Me desperté y después del obvio aturdimiento vi la hora.
Era tarde.
Me apronté en pocos minutos en un surreal derroche de adrenalina.
Cuando abrí la puerta el tipo estaba ahí, y marcaba algo en su hoja.
"Sí", sin dudas.