cuento para niños pequeños...
Dos cebras que buscaban pastos verdes en medio del calcinante verano, se encontraron a eso de las seis y media de la tarde, en el corazón de las extensas sabanas africanas del serengeti, cuando el sol explotaba en el firmamento despidiéndose de la vida por una docena de horas. La primera era una vieja cebra de unos 15 años de edad con sus rayas desgastadas y de mirada cansada mas no vencida, la segunda era un joven potro de un año de existencia aproximadamente, hiperactivo por genética, con un estupendo aspecto atlético y de hermosa presencia.
El anciano animal noto que la joven cebra sangraba y lloraba desconsoladamente, igual que alguien que ha perdido un invaluable tesoro, rápidamente pregunto: --¿cómo te llamas mi amiga?, cuéntale a este viejo cuadrúpedo que te ha ocurrido.
La joven cebra clavando su mirada en el astro rey moribundo y escuchando el cucurucu de muchos pájaros que huían de la noche en busca de árboles para refugiarse, pausadamente respondió: --me llamo emilianita, estoy llorando porque dos poderosas leonas me atacaron y se me comieron mí rabo, al medio día cuando bebía un poco agua en los charcos del sur.
El anciano animal al escuchar estas palabras exclamo:--yo me llamo fausto soy el líder de la manada que domina estas tierras, muchas veces he visto morir a un sin fin de cebras, y al decirte estas palabras quiero que entiendas emilianita, no debes estar triste, salvaste tu vida a cambio de tu rabo, es un gran precio por un inigualable regalo, puesto que emilianita rara vez alguien de nuestra raza se salva de las fauces de un par de insaciables felinos como esos. emilianita seco sus lágrimas entre sus muslos y dijo: --es verdad he vuelto a nacer, mi rabo se sacrificó por mí para que yo viviera, de hoy en adelante viviré para agradecerle a mi cola, este precioso obsequio que me ha entregado en medio de su sacrificio.
Desde ese día Emiliana se unió a la manada de fausto y contó a todos los animales que quiso acerca de su historia, la que sirvió de estímulo a tantas bestias, para valorar su vida al máximo, aunque esta pareciera incompleta, incomprendida o innecesaria... |